Suecia, Francia, Dinamarca y Finlandia fueron los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que el pasado año dedicaron más de la mitad de su Producto Interior Bruto (PIB) al gasto público y social.
Este es uno de los puntos destacados de un informe publicado ayer por el gabinete Ernst & Young, dedicado a analizar las políticas presupuestarias y fiscales, que señala que la media de la OCDE del gasto público se situó muy ligeramente por encima del 40% y la de la zona euro por encima del 45%.
Por encima del umbral del 50%, Suecia consagró el 55% de su riqueza; Francia, el 54%; Dinamarca, el 50.8% y Finlandia, el 50.5%.
Siguen en orden decreciente, pero con más del 40%: Austria, Bélgica, Italia, Holanda, Reino Unido y Alemania. España se situaba en el grupo de los Estados con un gasto público entre el 35% y el 40%, entre los que estaban Canadá, Luxemburgo, Estados Unidos, Japón, Suiza o Irlanda.
Dentro de la OCDE, el peso más elevado de los impuestos y las cotizaciones sociales en 2006 se dio en Suecia, el único Estado que franqueó el umbral del 50% del PIB, y a continuación venían: Dinamarca, Bélgica, Francia, Noruega, Finlandia, Italia y Austria, todos ellos por encima del 40%.
En el otro extremo de la lista, México apenas superó el 20% y tampoco llegaron al 30% Corea del Sur, Japón, Grecia, Estados Unidos y Eslovaquia.
Ernst & Young constató que los países de la OCDE que entre 2000 y 2006 más aumentaron sus impuestos y cotizaciones sociales en puntos de PIB fueron: Corea del Sur, Nueva Zelanda, España y México.

