Un año después de que General Motors abandonara el fabricante europeo Opel, la marca volvió a ganar dinero con su nueva dueña, la francesa PSA Group, tras casi 20 años de pérdidas.
El máximo ejecutivo de PSA, Carlos Tavares, está cosechando los beneficios de haber presionado a los sindicatos para que aceptaran la eliminación de puestos de trabajo y de haber hecho recortes en todo, desde las impresoras hasta los teléfonos corporativos.
Tavares también redujo el gasto en desarrollo, apoyando marcas de la sociedad controlante, Peugeot y Citroën. “Esta es la recuperación más veloz que vi en la industria automotriz”, escribió José Asumendi, analista de JPMorgan.

