Carlos Martínez, de seis años, pidió a sus padres para esta Navidad un Mini Cooper con una batería recargable de seis voltios. El carrito tiene una velocidad promedio de 2.5 millas por hora y cuesta 399 dólares.
Erik Núñez, de 10 años, quiere un Ipod de Apple que cuesta 350 dólares. Su vecino de la misma edad, Miguel, no sabía si pedir un XBox de Microsoft o un PlayStation Portable de Sony. Este año, algunos niños ya no están pidiendo los mismos juguetes de antes. Cada vez más, el posicionamiento de grandes fabricantes en la cultura popular, televisión, cine y revistas está generando un reconocimiento de marca y demanda por productos más sofisticados a un público cada vez menor.
Los niños de hoy admiran los celulares con capacidad para música y video de Motorola, mientras que las chicas reconocen y buscan accesorios de marca como Gucci y Chanel.
Encuestas
En España, una encuesta realizada por Fundación Eroski a 400 personas concluyó que los padres se dejan influir por la publicidad y tienden a comprarles a sus niños juguetes más tecnológicos. Las madres, en cambio, optan por regalos más tradicionales, didácticos y solidarios.
Pero como siempre, muchos dejan las compras para el último momento.
Rosy Hernández, gerente de Toyland, la juguetería propiedad de Super99, dijo que este año el mes de noviembre fue "lento" en comparación al mismo mes del año pasado.
Al contrario, las ventas en diciembre y en especial los últimos días previos a la Navidad son muy dinámicas, a lo largo de 12 sucursales de esa cadena.
El mismo fenómeno se puede apreciar en los abarrotados pasillos de los almacenes y jugueterías del país.
"Los días se vuelven más intensos cuando se acerca el 25 de diciembre", afirma Gustavo Plata, gerente de compras y mercadeo de juguetes de Importadora Maduro.
En diciembre, las ofertas y rebajas son el pan de cada día.
Por ejemplo, Felix B. Maduro anunció ofertas mayores de 20% a 30% por juguetes de poca rotación y juguetes del año pasado que no tuvieron acogida en la clientela.
Eredina de Castro, licenciada en economía doméstica, explicó que muchas veces se toman decisiones equivocadas basadas en los gustos y preferencias de los niños.
Se pasan por alto cosas básicas como que el juguete debe ser acorde con la edad del niño o de la niña. También se olvidan de leer las etiquetas.

