OPINIÓN. Este artículo no es una crítica de aquella famosa película del año 1994 Peligro inminente, protagonizada por Harrison Ford, sino más bien tiene como objetivo contrastar los últimos estudios de riesgos corporativos globales y verificar su relación con lo que ha sucedido en Japón y los desastres en el mundo en los últimos años.
En retrospectiva y para no ir tan atrás en el tiempo, el estudio realizado en el año 2008 por The Economist titulado “Risk 2018. Planning for an unpredictable decade” exponía que entre los principales riesgos a los que se enfrentarían las corporaciones en el futuro destacaban los siguientes: Terremotos, huracanes, pandemias, sequía, carencia de agua potable, inundaciones, nacionalización de activos, aumento de las protestas medioambientales.
Estos riesgos figuraron entre los 50 riesgos globales de la próxima década y tienen en común que fueron ponderados como de poca importancia y de un nivel de preparación baja por parte de las empresas para enfrentarlos.
En el caso del estudio de PriceWaterhouseCoopers de 2009 titulado Afrontar los riesgos emergentes, entre los riesgos con mayor probabilidad de generar crisis en las empresas figuraron los mismos que en el estudio anterior, sumándose la pérdida de la biodiversidad, la contaminación del aire y fenómenos asociados al cambio climático.
Los dos últimos estudios sobre riesgos globales presentados en el World Economic Forum con la colaboración de Marsh & McLennan Companies, Swiss Reinsurance Company, Wharton Center for Risk Management, University of Pennsylvania y Zurich Financial Services insisten en la inminente necesidad de preparar a las empresas para enfrentar los riesgos ambientales.
Estos riesgos se entrecruzan con otros: riesgos tecnológicos, sociales, geopolíticos y económicos que están debidamente listados en los estudios y presentan un panorama de notables exigencias para la continuidad y sostenibilidad de los negocios.
Ahora bien, las investigaciones anteriores parecen tener una precisión bastante alta en vista de los acontecimientos ocurridos en el mundo en los últimos dos años. Sin embargo, los empresarios en nuestra región aún tienen un largo camino por recorrer en los temas de gestión de riesgos, pues en la mayoría de los casos se sienten inmunes a estos. Lo cierto es que la exposición y la evolución de un riesgo a una situación de crisis será cada vez más rápida y frecuente; por ello, es impostergable dedicar tiempo y esfuerzos para establecer medidas de mitigación y procesos de gestión de riesgos y manejo de crisis.
Una buena forma de empezar es desarrollar un mapa de riesgos potenciales vinculados a la actividad de la empresa, evaluar qué tipo de impacto puede tener en la misma y asignarles diversas variables que permitan ponderar estos riesgos. Este ejercicio es el inicio de un proceso que permitirá preparar a la organización para situaciones adversas y; además de constituir un esfuerzo para facilitar la continuidad de negocios, también es un ejercicio de responsabilidad social con los stockholders.
En definitiva, la pregunta no es si una crisis afectará a la empresa, sino qué tipo de crisis y cuándo y; frente a esta, hay que estar preparados.
