MARIO ANDRES MUÑOZ andresm@prensa.com
El pescado puede ser una parte importante de una dieta equilibrada, ya que constituye buena fuente de proteínas de alta calidad y de otros nutrientes; además, tiene un bajo contenido de grasas.
Sin embargo, de acuerdo con la Administración Federal de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), algunos peces contienen elevados niveles de una forma de mercurio denominada metilmercurio que causa riesgos, por ejemplo, en mujeres embarazadas, especialmente si los comen con regularidad.
El mercurio existe de forma natural en el medio ambiente, y puede liberarse también en la atmósfera a través de la contaminación. El mercurio cae desde el aire y puede alcanzar el agua superficial, acumulándose en corrientes y océanos.
Las bacterias del agua provocan cambios químicos que transforman el mercurio en metilmercurio, que puede ser tóxico. El pez absorbe el metilmercurio del agua cuando se alimenta de organismos acuáticos.
La recomendación de esa agencia de Estados Unidos es evitar peces grandes, tales como el tiburón, el pez espada, la caballa real y el blanquillo, que son los que contienen altos niveles de metilmercurio . Esos peces grandes y los de mayor edad, que se alimentan de otros peces, acumulan los mayores niveles de metilmercurio y representan el mayor riesgo para las personas que los comen con regularidad.
El mercurio de los peces representa un peligro, principalmente para el sistema nervioso en desarrollo del feto. También, se aconseja que las madres en período de lactancia y los niños de corta edad eviten, igualmente, comer estos tipos de pescado.
Se pueden comer con tranquilidad, sin riesgo, pero hasta un máximo de 400 gramos por semana, según la FDA, con tranquilidad de los otros pescados cocinados. El tamaño típico de una ración de pescado es de entre 95 y 195 gramos. Por supuesto, si las raciones son más pequeñas, se puede comer pescado con más frecuencia.
Si se come más de 400 gramos de pescado a la semana, no se produce ningún efecto nocivo, siempre que no sea de forma habitual. El consumo de una semana no produce variaciones significativas en los niveles de metilmercurio en el cuerpo. Si come mucho pescado en una semana, puede reducir el consumo durante la siguiente o las dos siguientes semanas, y todo irá bien. Simplemente, hay que asegurarse de consumir un promedio de 400 gramos de pescado a la semana.
Se sabe que algunas clases de peces tienen niveles de metilmercurio muy inferiores a la media, y que pueden comerse sin riesgo con más frecuencia.
