Los agricultores estadounidenses están en el centro de una guerra comercial con China y otros países lanzada por el presidente Donald Trump, quien fue elegido con el apoyo de muchos en las zonas rurales de EU.
Trump finalmente cumplió su amenaza al anunciar aranceles sobre 50 mil millones de dólares en productos chinos, desatando una represalia inmediata de Pekín sobre un equivalente de bienes estadounidenses, incluidos productos agrícolas, especialmente la soja.
Para los agricultores estadounidenses, esto ya no es teórico, es francamente aterrador, dijo el grupo de presión Agricultores por el Libre Comercio, sobre las perspectivas de una escalada arancelaria. Ya no es una táctica de negociación, es un impuesto a sus medios de subsistencia, agregó.
China es el mayor comprador de granos de soja, con 12 mil millones de dólares en 2017, cerca de 30% de la cosecha estadounidense.
“Ya estábamos en un mercado deprimido. Estas incertidumbres comerciales agregan mucho estrés a la situación”, dijo Jamie Beyer, una agricultora de Wheaton, Minnesota, que junto con su marido cultiva soja, maíz, remolacha, trigo y alfalfa. “Creemos que estos aranceles son muy perjudiciales para nuestra economía”, aseguró.
Los agricultores son los que están en mayor riesgo en esta batalla comercial, dado que sus ingresos ya estaban cayendo, con una baja de alrededor de 50% desde 2013, y este año se espera que alcancen su nivel más bajo desde 2006.
El sector ya se vio sacudido por las difíciles negociaciones sobre el TLC de América del Norte con Canadá y México.

