"En un principio, la nueva sociedad SAS Braathens debía haber visto la luz hoy (ayer)", dijo el presidente de SAS Braathens, Petter Jansen.
La razón del cambio de fecha es que la dirección y los pilotos de SAS no logran alcanzar un acuerdo respecto a cómo se hará la fusión.
Los pilotos de SAS también rechazan que sus contratos se transfieran a "SAS Braathens" y la posibilidad de una reducción de puestos de trabajo.
Jansen declaró al diario Stavanger Aftenblad que las negociaciones con los pilotos han sufrido altibajos los últimos días y que lo mejor para llegar a un compromiso era posponer la creación de SAS Braathens hasta el próximo día 20 de septiembre.
Jansen agregó que SAS Braathens será una compañía independiente, a pesar de que las dos aerolíneas son administradas conjuntamente desde hace varios meses.
De acuerdo con el portavoz de SAS, la fusión no afectará a Spanair.
"La escisión solo atañe a Scandinavian Airlines, por lo que Spanair no se verá afectada en nada por esta operación", explicó.
De este modo, Spanair seguirá estando controlada por la matriz del grupo, SAS Consortium, que englobará a partir de la escisión de Scandinavian Airlines a siete diferentes compañías aéreas.
Las filiales sueca y danesa estarán controladas al 100% por la matriz y asumirán los servicios regionales que venían siendo operados por las unidades de negocio estatales sueca y danesa de SAS Consortium, que seguirá gestionando directamente los vuelos intercontinentales.
En Noruega, la integración entre SAS y Braathens se efectuará a través de la figura contractual de joint venture y la compañía resultante será gestionada por un equipo conjunto que asumirá toda la responsabilidad en el mercado noruego.
Estos cambios afectarán los compromisos y obligaciones existentes de SAS Consortium en los respectivos países, incluyendo políticas de aviación y otros requisitos regulatorios.
