El Gobierno francés presentó ayer su nuevo presupuesto para 2008, el primero del presidente Nicolas Sarkozy, que prevé un déficit estable de 58 mil 900 millones de dólares.
Como el Gobierno supone que el crecimiento económico será de 2% a 2.5%, el déficit público descendería del 2.4% al 2.3% del producto interno bruto.
Ante la mirada crítica de la Comisión Europea, el ministro del Presupuesto, Eric Woerth, señaló que París está "realizando un elevado esfuerzo por controlar los gastos", con un gasto suplementario por el valor de la tasa de inflación, que se sitúa en un 1.6%.
Además, en 2008 desaparecerán 22 mil 900 puestos de funcionarios. Pese a la bajada de impuestos de un 8.9%, los ingresos subirán en torno a los 18 mil millones de euros, haciendo posible que los gastos sociales desciendan del 44% al 43.7% del total.
Expertos consideran, no obstante, que las previsiones de crecimiento del gobierno son demasiado optimistas debido a la crisis inmobiliaria estadounidense y al golpe coyuntural de segundo trimestre.
Para los socialistas, Sarkozy presenta un "presupuesto débil" después de hacer regalos fiscales a los más ricos, con el objetivo de no anunciar un "plan de recortes para todos los franceses" luego de las elecciones municipales en 2008.
