Poco a poco, la actividad agrícola ha ido perdiendo su verdor en el campo, así como su papel de motor económico en las provincias del interior. Desde 1997, cuando Panamá entró a la Organización Mundial del Comercio (OMC), el agro no ha logrado estabilizarse, sino que ha retrocedido año tras año.
La situación va acompañada de un problema de deserción de productores y falta de relevo generacional. Las cifras oficiales y las que manejan los propios productores muestran un panorama crítico que hasta ahora ningún Gobierno ha logrado revertir.
Mientras que el consumo de alimentos tuvo un incremento de 30% en los últimos 15 años, cifras de Contraloría revelan que las tierras dedicadas a la agricultura se redujeron de 300 mil a 200 mil hectáreas en este periodo, una caída del 34%.
Parte de esta baja se reflejó en el cultivo de este grano, de acuerdo con la Asociación de Productores de Arroz de Chiriquí. Para 1995 existían en el país 72 mil hectáreas sembradas de arroz, lo que le daba autosuficiencia al país en este producto. Hoy día Panamá no cubre la demanda del grano de mayor consumo de los panameños, ya que las tierras dedicadas a este cultivo apenas llegan a 50 mil hectáreas.
La misma situación se refleja en otros productos como el café, plátano, ají, yuca y ñame, donde el agro perdió 2 mil 256 hectáreas en los últimos siete años, solo en la provincia de Chiriquí, según un informe de la Cámara de Comercio de Chiriquí.
El mismo documento resalta que entre 2002 y 2010 unos 941 agricultores chiricanos abandonaron el producto que cultivaban tradicionalmente. Algunos de estos productores migraron hacia otro tipo de cultivo y otros simplemente dejaron por completo la actividad agrícola. Los productos donde ha habido mayor deserción de agricultores son el café, el plátano y la yuca.
Los llamados productos no tradicionales de exportación (melón, sandía, piña, zapallo) son los únicos que han dado la cara por el sector agrícola, aunque en los dos últimos años han enfrentado tropiezos. Las tierras dedicadas a los productos no tradicionales pasaron de mil 900 hectáreas en 1995 a 6 mil 600 hectáreas al cierre del año pasado.
