El cobro de la propina, que por costumbre muchos restaurantes en Panamá incluyen en la factura, es ilegal.
La propina es una donación que hace el cliente al personal de un establecimiento donde recibe un servicio y no debe ser de carácter obligatorio. Sin embargo, al incluirla en la factura, el cliente casi siempre termina cancelándola por cortesía aunque, en algunos casos, ni siquiera esté satisfecho con el servicio que se le ha brindado.
La presidenta de la organización Consumo Ético, Yakarta Ríos, denunció que el denominado “pago por servicio”, establecido por algunos restaurantes, viola la Constitución de la República que establece en su artículo 52 que: “Nadie está obligado a pagar contribución, ni impuesto que no estuviere legalmente establecido y cuya cobranza no se hiciere en la forma prescrita por las leyes”.
Por ello, afirma que la voluntariedad del consumidor se elimina al preestablecerle un cobro adicional.
“Esto ha sido institucionalizado por los comercios, restaurantes, hoteles, ventas de boletería, al margen de la Constitución y la ley”, sostiene la dirigente.
Pedro Meilán, administrador de la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia, reconoce que es ilegal que se les obligue a los clientes o traten de cobrar una propina sin antes avisarle. “Eso sí que hay que denunciarlo”.
Sin embargo, aseguró que cuando se incluye la propina en la factura —y se le informa al consumidor— tiene toda la potestad de aceptar la medida o sencillamente retirarse del lugar que lo cobra.
A Ríos simplemente no le parece apropiado la inclusión de la propina, porque deja en la “indefensión” a los consumidores. Cree que se deben tomar medidas correctivas hacia los negocios que incurren en la inclusión del cobro.
Desde hace tres años los restaurantes sugieren en su menú el cobro de un 10% a 15% destinado para la propina. Este proceder surge a raíz del boom económico y turístico que registra el país.
Un sondeo que se hiciera a algunos restaurantes de la localidad reveló que no tenían ese cobro incluido como parte de la cuenta que se le daba al cliente y que era discrecionalidad de los consumidores dejarla.
Hubo otros que manifestaron que sí lo sugieren en su menú y lo reflejan en la cuenta, pero que el cliente podía reclamar y no pagarla.
Una supervisora de un restaurante aclaró que los saloneros trabajan muy fuerte, con salarios mínimos y que las jornadas laborales son reducidas, por lo que las propinas representan un ingreso para sobrevivir.
Pero de acuerdo con algunos meseros de restaurantes ubicados en el área bancaria, hay propietarios de restaurantes que no reparten la totalidad de las propinas. Esto significa que en ocasiones terminan recibiendo un ingreso que no declaran al fisco.
Rafael Ciniglio, quien lleva 47 años en el negocio de alimentos, sugiere que estos negocios deben tener un sello que diga que las propinas no están incluidas en la cuenta, porque incluso los extranjeros que visitan Panamá asumen que el pago es obligatorio.
Por su parte Heliodoro Samudio, un cliente frecuente de restaurantes de la ciudad, opina que las propinas “se ganan” y “no se regalan”, al asegurar que ese donativo debe darse a las personas que se lo merecen, Él ha pasado por la experiencia de visitar sitios donde la comida y el servicio no son los más apropiados.
