BRUSELAS, Bélgica La Unión Europea (UE) prorrogó este lunes por tres años más el sistema de preferencias arancelarias a los países centroamericanos y a los de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
La prórroga se da bajo condición de que estos países deberán continuar su lucha contra la droga, pero no estarán obligados a demostrar el cumplimiento de normas sociales y medioambientales.
A este régimen de preferencias generalizadas (SPG) a cambio de lucha contra la droga, que hasta ahora sólo se había otorgado a estos países latinoamericanos, la Unión Europea ha añadido a Pakistán.
Sin embargo, la inclusión de Pakistán se da haciendo la advertencia de que no se incluirá a ningún otro país en los próximos tres años, anunció en conferencia de prensa el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy.
Además, todos los países beneficiarios del régimen de preferencias generalizadas (SPG), unos 90, deberán comprometerse a respetar las normas sociales que preconiza la Organización Internacional de Trabajo (OIT) y de medio ambiente; de lo contrario perderán esta preferencia, aclaró Lamy.
Sin embargo, los andinos, centroamericanos y Pakistán, beneficiarios del régimen SGP-droga, no deberán demostrar el cumplimiento de estas normas.
No obstante, de no cumplirlas, pierden la preferencia, explicó el portavoz de Lamy, lo que significa que en la práctica no serán controlados por Bruselas.
En virtud de este régimen, los países centroamericanos y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) exportan a la Unión Europea una parte de su producción sin aranceles a cambio de una lucha más eficaz contra la droga.
Desde 1991, Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia se benefician del SPG.
Recientemente, se sumó Venezuela en 1995, y en 1999 los países centroamericanos (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá).
Este recorte parcial de aranceles supone para los países del régimen SPG-droga una baja general del 8.5% respecto a los países no beneficiarios.
Sin embargo, el resto de los países en vías de desarrollo incluidos en el régimen convencional, es decir, no sujetos a la obligación de luchar contra la droga, tienen derecho a una rebaja del 3.5%, y sólo si se comprometen a respetar las normas sociales y de medio ambiente, la rebaja podría ser del 8.5%.
Los Quince aprobaron la prolongación del régimen tras varias semanas de debates, debido a sus divisiones sobre la conveniencia de incluir a Pakistán y condiciones sociales y medioambientales.
La Comisión Europea considera que Pakistán, con problemas de producción de cultivos ilícitos similares a los países andinos y centroamericanos, ha hecho esfuerzos en los últimos años para su erradicación que debe continuar.
A cambio de este esfuerzo, Pakistán se beneficiará de la eliminación de aranceles para sus exportaciones textiles.
A ello se oponían España y Portugal y otros tres países. Estos consideraban que las preferencias a Pakistán perjudicará a sus sectores textiles.
Por otra parte, los países latinoamericanos se opusieron a la entrada de Pakistán porque verían reducido su mercado en Europa.
Este grupo de países consiguió que se apruebe un compromiso de no incluir a más países en el régimen SPG-drogas hasta fines de 2004.
Otro grupo de países también España y el Reino Unido, Alemania, Dinamarca y Holanda se oponían a añadir el compromiso de respetar las normas sociales y medioambientales por considerar contraproducentes las sanciones y preferir un sistema incitativo.
También este grupo consiguió que esta condición no afecte en la práctica a los países latinoamericanos, que también se oponían.
A pesar de que la Comisión Europea dice haber simplificado el sistema, según el Parlamento Europeo con las modificaciones se ha restringido el régimen.
Lamy declaró que por el momento, el SPG es lo más favorable que podemos hacer con estos países.
Lamy no se plantea pasar de este sistema a acuerdos comerciales, como pide por ejemplo la Comunidad Andina.
En el caso de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), recordó que la Unión Europea está realizando un estudio sobre la posibilidad de comenzar a negociar un acuerdo comercial, lo que será sopesado tras los resultados.
