Un casino de la capital argentina participado por la española Cirsa reabrió luego de permanecer cerrado más de una semana, pese a la protesta de un grupo de empleados en el ingreso del lugar para pedir la reincorporación de trabajadores despedidos.
El llamado "casino flotante", instalado en un barco amarrado en el puerto de Buenos Aires, permanecía cerrado desde el viernes último, cuando trabajadores afiliados a dos sindicatos que mantienen una vieja disputa por su encuadramiento gremial se enfrentaron a golpes de puño, lo que causó varios heridos.
Fuentes sindicales aseguraron que el casino funcionaba ayer con normalidad mientras un grupo de empleados afiliados a la Asociación de Loterías y Afines (Aleara) se manifestaba sin incidentes frente al ingreso del lugar para reclamar la reincorporación de unos 50 trabajadores.
Por su parte, portavoces de la compañía aseguraron que "la mayoría de los empleados retomaron sus tareas sin inconvenientes" aunque admitieron que "hay poco público" y que existe una fuerte custodia de la Prefectura argentina.
En tanto, los empleados no descartan realizar una nueva huelga este lunes, cuando representantes de los trabajadores se reúnan con ejecutivos de la empresa en el Ministerio argentino de Trabajo para resolver el conflicto laboral que mantienen.
Si bien hasta el viernes pasado 44 trabajadores habían recibido notificaciones de despido, delegados gremiales de Aleara aseguran que los despedidos son más de 50.
Tras recordar que hace una semana "los trabajadores fueron agredidos" por miembros del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), enfrentado con Aleara por el encuadramiento gremial, el delegado Leonardo Bonani indicó que "ahora la empresa resolvió despedirlos injustamente".
La mayor parte de los 2 mil empleados de la empresa está afiliada a Aleara y se niega a ser traspasada al SOMU, como han planteado las autoridades del casino, controlado a partes iguales por Cirsa y la argentina Casino Club.
El empresario español Manuel Lao, dueño del imperio Cirsa, una de las mayores compañías del juego del mundo, tuvo su particular pesadilla antes de Navidad del año pasado cuando fue detenido.
Lao fue detenido en el aeropuerto argentino de Jorge Newbery junto con otros dos ejecutivos españoles cuando intentaban introducir 500 mil euros (650 mil dólares) camuflados entre regalos para sus empleados del casino.
