La producción del maíz, como también su resistencia a enfermedades, plagas y sequías, puede aumentar en un plazo de tres años porque investigadores en México secuenciaron el genoma del grano.
Científicos del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, en ciudad de México, elaboraron el borrador de una matriz del genoma de una variedad mexicana del maíz, dijo esta semana el Ministerio de Agricultura del país.
Este avance puede llevar a un aumento de la producción porque los científicos pueden usar la información para elaborar variedades del maíz resistentes a plagas y enfermedades o capaces de germinar allí donde escasea el agua.
Los agricultores podrán contar con maíz más resistente dentro de tres años, siete años antes de lo que hubiera sido posible sin la investigación, dijo el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas.
"Es una manera de entender qué causa enfermedades y cómo podemos usar diferentes herramientas genéticas para encontrar resistencias", dijo el 11 de julio en una entrevista telefónica Nathan Fields, director de investigación y desarrollo de negocios del U.S. National Corn Growers Association, una asociación estadounidense de productores de maíz en St. Louis.
"Esto ofrece la oportunidad de activar las capacidades inherentes de la planta".
La secuencia de genes incluye trazar, en material genético, el mapa del orden de bases nucleótidas, o moléculas orgánicas que sirven como alfabeto genético.
El maíz tiene mil 900 millones de bases, dijo Alfredo Herrera Estrella, investigador principal del laboratorio de ciudad de México, en comparación con 3 mil millones en seres humanos.
Reducción de error
Para reducir errores en la secuencia de bases microscópicas, los científicos usan métodos para tomar más muestras de bases de las necesarias.
Los científicos en ciudad de México tomaron muestras, en promedio, de una cantidad cuatro veces superior de bases nucleótidas en el material genético.
La información del mapa genético será compartida con una red de investigadores mexicanos que trabajan en mejoras del grano, dijo Herrera Estrella.
Los datos podrían ser usados para crear cepas transgénicas del grano, aun cuando las leyes mexicanas prohíben el maíz genéticamente modificado, dijo.
La secuencia en México costó alrededor de 600 millones de pesos (55.3 millones de dólares), dijo el Ministerio de Agricultura. El proyecto tomó más de dos años.
"Estamos orgullosos de que este proyecto se completara no solo en un único país, sino en un único laboratorio", dijo Herrera Estrella en una entrevista telefónica desde el estado de Guanajuato.
"Sabíamos cuando comenzamos que había intentos en marcha en Estados Unidos, pero sentíamos que teníamos que hacer esto para el país".
El maíz fue domesticado en tiempos precolombinos y ha sido un ingrediente esencial de la dieta mexicana por más de 5 mil años, según el libro America’s First Cuisines (Primeras cocinas de América) de Sophie D. Coe, publicado en 1994.
La investigación puede ayudar a compañías, entre ellas Tyson Foods Inc., Archer-Daniels-Midland Co. y Cargill Inc., que usan el maíz para producir alimentos y combustibles alternativos.

