El presidente chino, Hu Jintao, encabezó las celebraciones por el 30 aniversario de la zona económica especial de Shenzhen, donde comenzó el “milagro económico” del país.
Hu elogió a la antigua localidad pesquera en la que el entonces líder Deng Xiaoping abrió a China al mundo permitiendo la libertad de empresa.
Desde ese momento se han invertido miles de millones de dólares en Shenzhen, donde se producen bienes de exportación que se envían a todo el mundo.
El atrasado poblado se convirtió en una de las ciudades de más rápido crecimiento en el mundo, con una población estimada en 14 millones de personas.
En el centro del cinturón manufacturero conocido como “la factoría del mundo”, Shenzhen simboliza el pasado y futuro de China en momentos en que se quiere transformar al país en algo más que un fabricante en base a la mano de obra barata.
Hu destacó que el papel de Shenzhen será “reforzado aún más para servir a los intereses de la nación” con más reformas económicas. Al respecto anunció que la ciudad será el escenario de proyectos piloto y “la frontera del desarrollo científico”, en referencia a los intentos por atraer a la industria de alta tecnología al área.

