Los principales sindicatos españoles intentarán paralizar el país mediante una huelga general de 24 horas el 20 de junio, víspera de la cumbre europea de Sevilla y cuando los turistas extranjeros comienzan a llegar a las costas españolas.
El detonante fue una reforma de las prestaciones por desempleo, tema candente en un país que ostenta la tasa más elevada de desempleo en la Unión Europea (11.5% de la población activa).
La huelga fue convocada por la Unión General de los Trabajadores (UGT, próxima a socialistas) y por Comisiones Obreras (CCOO, próxima a comunistas), que afirman representar a más de cinco millones de trabajadores. También recibieron el apoyo sin reservas de los principales partidos de la oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) e Izquierda Unida (filocomunista).
Fueron aprobados servicios mínimos y el ministerio de Transportes estableció que cada compañía aérea deberá mantener un vuelo de ida y vuelta ese día entre las ciudades españolas y extranjeras, 20% de los vuelos entre ciudades españolas alejadas más de 500 kms y el 40% de los vuelos con destino a los archipiélagos mediterráneo de Baleares y atlántico de Canarias.
Las centrales sindicales tienen hasta mañana, lunes, para responder sobre estos servicios mínimos antes que sean adoptados por decreto ministerial. Los sindicatos estimaron que estos servicios son el doble de los que se exigieron en 1994, durante la anterior huelga general.
Los desacuerdos ya existen en cuanto al transporte en las Baleares que podrían afectar a varias decenas de miles de turistas, según la patronal local.
El jefe del gobierno liberal español, José María Aznar y presidente de turno de la UE --que afrontará su primera huelga general desde su llegada al poder, en 1996--, acusó a los sindicatos de querer dañar la imagen y el interés del país que recibe el 21 y 22 de junio en Sevilla a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.
