El gobernador del Banco de Japón, Toshihiko Fukui, descartó ayer la posibilidad de dimitir por las acusaciones que lo relacionan con los fondos de inversión gestionados por Yoshiaki Murakami, en prisión por utilizar información privilegiada.
"Aceptaré las críticas públicas con humildad", pero "quiero completar mi tarea", dijo Fukui en una comparecencia parlamentaria en la que subrayó que, en ningún momento, quiso embolsarse beneficio alguno resultante de sus inversiones en los fondos Murakami.
En 1999, Fukui invirtió 10 millones de yenes (87 mil dólares) en esos fondos, que ofrecen una rentabilidad anual de un 20%, y sus beneficios deberían rondar ahora los 15 millones de yenes (130 mil 400 dólares).
A pesar de sus palabras sobre la ausencia de beneficios en esa operación, los cálculos adelantados por la prensa indican que Fukui recibirá 25 millones de yenes (217 mil 400 dólares) cuando, al final de este mes, retire su dinero del fondo al que entró por la amistad personal con su fundador, Murakami.
El responsable del banco emisor nipón quiso salir al paso de estos acontecimientos que ponen su carrera en el punto de mira de la oposición y puede que también de la Fiscalía nipona.
"Si consigo un beneficio tras la cancelación (de la inversión), quiero utilizar ese dinero de una manera que el público pueda comprenderlo", apuntó, tras reiterar que no tenía "ninguna intención" de usar tales beneficios en su propio provecho.
Fukui pidió perdón, de nuevo, por los problemas surgidos en torno a sus inversiones, dejando claro que ya había dado los pasos iniciales para sacar su dinero del fondo Murakami debido a su "desconfianza" en el comportamiento del gestor.