OPINIÓN . Cuando la actual administración asumió las riendas del Instituto Panameño de Turismo (Ipat), se encontró con una realidad desafiante: no existía una estrategia nacional de turismo actualizada ni operativa, la estructura orgánica de la institución era de 1960, la promoción turística internacional estaba detenida, las oficinas funcionaban dentro de un lugar inadecuado y el programa de Cuentas Satélites estaba archivado en el olvido, entre otras cosas.Nuestra respuesta ha sido realizar las transformaciones necesarias para garantizar soluciones adecuadas. Una Ley de Turismo que ordenará la actividad, ley que contempla la figura del Consejo Nacional de Turismo, al que se incorpora el Ministerio de Gobierno y Justicia, para los temas de seguridad, el aspecto aeroportuario, migración y aduanas, todos relacionados con turismo. También incluye al Ministerio de Relaciones Exteriores, nuestro aliado natural en asuntos de promoción internacional.
La ley brinda mayores beneficios al sector privado vinculado a la actividad turística, ya que abre la participación a nivel provincial y comarcal mediante los Consejos Consultivos. A través de la Cámara de Turismo, se presentarán las ternas del sector privado que tendrán participación en el Consejo Nacional de Turismo, órgano de dirección de la nueva autoridad.
La ley crea los instrumentos que permiten al sector privado el acceso a la información turística y la oportunidad de presentar recomendaciones, sin duda una situación ganar-ganar para el sector.El trabajo que tenemos por delante es todavía muy grande, pero ahora tenemos las herramientas necesarias para hacerle frente: una plataforma legal, fondos garantizados para la ejecución de la campaña de promoción internacional a cinco años, nuevas oficinas más enfocadas al trabajo, un mayor número de aerolíneas volando a Panamá y una estrategia de desarrollo turístico hasta el 2020.
El autor es gerente general encargado del Instituto Panameño de Turismo.
