MEXICO, DF (EFE). El presidente de México, Vicente Fox, no ha logrado conjurar en su primer año de gobierno el tradicional maleficio económico que entorpeció el inicio de las administraciones de sus antecesores.
Fox, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), cumplirá el sábado un año en el poder sin haber hecho realidad sus principales promesas de campaña en materia económica, como un crecimiento del PIB del 7%, la creación de 750 mil puestos de trabajo o la reforma del sistema fiscal.
Analistas y empresarios coinciden en que el Presidente, que puso fin a siete décadas de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no ha conseguido escapar de la crisis sexenal que marcó el comienzo de las anteriores administraciones, aunque reconocen que, en esta ocasión, las causas son muy distintas.
Fox ha tenido la mala suerte de que el inicio de su gobierno coincida con la primera recesión económica en una década en Estados Unidos, el principal socio comercial de México y el destino del 85 por ciento de sus exportaciones.
La desaceleración estadounidense, agravada tras los atentados del 11 de septiembre, golpeó con fuerza a la economía mexicana, que en el tercer trimestre del año cayó un 1.6%, acabando con cerca de seis años de crecimiento consecutivo.
Ante el negativo contexto internacional, el gobierno de Fox se ha visto obligado a reducir progresivamente sus ambiciosas metas de crecimiento para este año hasta situarlas en un tímido 0.13%, que, según los analistas, sigue siendo demasiado optimista.
Además ha tenido que hacer tres recortes al gasto para cumplir con su meta de cerrar el año con un déficit público del 0.65% del PIB.
La economía mexicana ha pasado este año de la desaceleración al estancamiento y del estancamiento a la recesión, aseguró Pablo Alvarez, director de análisis de Bursamétrica.
A juicio de Alvarez, la culpa de la actual situación no es sólo de factores externos, pues el Ejecutivo ha tardado demasiado en reconocer que la economía tenía problemas y no ha sabido adoptar medidas adecuadas para capear el temporal. El Gobierno ha aplicado una política fiscal muy austera en su obsesión por alcanzar un bajo déficit público, lo que ocasionó la cancelación de algunos proyectos importantes de inversión, explicó. Además, añadió, en buena medida la desaceleración se agravó porque el Banco de México se quedó con el acelerador pegado y siguió aplicando una política monetaria muy restrictiva cuando ya no era lo adecuado.
José Luis Calva, investigador de la UNAM, coincidió en que las malas decisiones económicas gubernamentales han agravado la situación. Mientras que en EU aplican una clara política keynesiana para atemperar la recesión, en México mantienen políticas fiscal y monetaria restrictivas, señaló.
Los empresarios también han criticado la falta de realismo de los diagnósticos económicos de Fox y la inoperancia de su gobierno para reactivar sectores claves, como el industrial, que en el tercer trimestre cayó un 3.2%.

