Carnes bovinas, aves, mariscos y productos elaborados con huevo están entre los alimentos que se descomponen más rápido, según un artículo publicado en Eroski Consumer.
“A las bacterias patógenas como salmonela, e. coli o listeria les gusta el calor”, explica Marta Chavarrías en el artículo.
Estos alimentos se deben manipular con mucho cuidado, indica, porque el calor es uno de sus principales enemigos.
El riesgo de intoxicación se incrementa durante su manipulación porque el alza de las temperaturas favorece el crecimiento de las bacterias.
Por ejemplo, una bacteria que se deje durante ocho horas a una temperatura superior a los 25 grados centígrados puede llegar a producir una población de 17 millones de bacterias.
En el caso del huevo, según los estudios, las altas temperaturas favorecen el desarrollo de salmonela, cuya incidencia se incrementa durante los meses de más calor. Recomiendan a los consumidores tener especial cuidado con las mayonesas, “porque son preparaciones que no se someten a ningún proceso de cocción”. Los cambios bruscos de temperatura en los huevos pueden provocar condensaciones sobre la cascara, un factor que facilita la multiplicación de gérmenes y la desintegración de la barra protectora del huevo.
El Instituto del Huevo aconseja fijarse en la cáscara, que esté limpia y bien etiquetada, comprobar la fecha de consumo. Conservar los huevos en la nevera y lavarlos antes de utilizarlos.
Para los mariscos, indica que las ostras, almejas, bogavantes y mejillones se descomponen con rapidez y pueden no ser seguros para comer, incluso después de un corto periodo de tiempo.
Se sugiere que al comprarlos tengan cascara lisa y brillante.
Las carnes bovinas están clasificadas entre los alimentos susceptibles a la contaminación con bacterias por salmonela, listeria y e.coli. Se recomienda mantenerlas refrigeradas y para su preparación verificar que se cocine bien toda la pieza.
El pescado es otro de los alimentos donde encuentra terreno fértil el crecimiento bacteriano. Entre los principales patógenos que afectan su seguridad están el vibrio, campylobacter y staphylococcus aureus, entre otras.
La contaminación en este alimento se relaciona con la manipulación desde el periodo de captura y la temperatura de conservación.
Los especialistas recomiendan tener cuidado con el manejo de estos productos porque al variar las temperaturas de frío a caliente, especialmente en el trópico, las bacterias tienen más oportunidad de crecer.

