No se habla de otra cosa. John Galliano fue despedido de Dior debido a las demandas en su contra por proferir insultos antisemitas.
El anuncio de su despido ocurrió apenas cuatro días antes de la presentación de la colección otoño-invierno que Galliano diseñó para Dior, sin saber que sería la última que haría para esta casa de moda. El timing del escándalo no podía ser peor.
“¿Quién saldrá al final de la pasarela? ¿Quién reemplazará a Galliano?” eran las preguntas que flotaban en el aire.
El pez parecía haber muerto por la boca, en lo que muchos llaman un suicidio profesional. Y el mundo de la moda se preparaba para despedirlo como estrella de Dior.
Al final de la pasarela. El desfile de Dior antes del escándalo había generado expectativa porque se realizaría en el Museo Rodin. Cuenta Jenny Barchfield, de la agencia noticiosa AP, que “una atmósfera sombría, más propia de un funeral”, se sintió durante el desfile del viernes pasado, al que asistieron unos mil editores, periodistas y estilistas, muchos de ellos vestidos de negro.
Al finalizar la pasarela, en lugar del diseñador en uno de sus estrafalarios atuendos, aparecieron decenas de personas en batas blancas. Eran los sastres, costureras, tejedores y bordadores del taller de Dior, a quienes el público ovacionó de pie y ellos le aplaudieron de vuelta.

