China no comparte el entusiasmo del presidente Donald Trump, quien aseguró esta semana que se estaba a punto de firmar un acuerdo parcial para reducir la intensidad de la guerra comercial entre los dos países, enzarzados desde hace 19 meses en amenazas comerciales y batallas arancelarias.
“Estamos muy cerca de un gran acuerdo con China. Ellos lo quieren, ¡y nosotros también!”, tuiteó Trump.
La noticia llenó de euforia los mercados y Wall Street alcanzó ganancias después de que la agencia de noticias Bloomberg informara de que el acuerdo estaba cerrado y solo restaba la aprobación de Trump.
Según la prensa, Washington renunciaría a poner en práctica una nueva salva de aranceles prevista a partir del domingo sobre productos chinos como teléfonos, consolas de videojuegos o ropa deportiva por un valor de 160 mil millones de dólares.
China había dicho que respondería con un arancel del 25% a los automóviles estadounidenses y del 5% a las piezas de vehículos; impuestos que se suspendieron a principios de este año como un gesto de buena voluntad.
Portavoces chinos no confirmaron las palabras de Trump y se mostraron cautos. “Llegar a un acuerdo interesa mucho a los dos países”, dijo la portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Hua Chunying. Pero el acuerdo al que se llegue debe de ser “beneficioso para ambos”, advirtió.
Un acuerdo con China sería una noticia perfecta para Trump en este momento. El presidente ya ha arrancado prácticamente la campaña para su reelección en 2020 y es objeto de un procedimiento que busca su destitución.
Desde hace casi dos años los países se encuentran inmersos en un pulso comercial que se traduce en la imposición mutua de derechos de aduana suplementarios que representan miles de millones de dólares al año.
Estados Unidos quiere que China se comprometa a no subvencionar más a sus empresas públicas, abra su enorme mercado a más bienes y reforme rápidamente prácticas económicas y comerciales que para Washington constituyen un abuso sistemático contra los inversores extranjeros.
Funcionarios de la Casa Blanca indicaron que podrían llegar a un acuerdo menos ambicioso al que denominaron “fase uno”, más enfocado en que China compre más productos agrícolas estadounidenses.

