Mónica Palm mpalm@prensa.com Hace seis años, cuando perdió la distribución del whiskey Old Parr, Licores Canavaggio estuvo a punto de cerrar. Luego de más de 85 años representando la famosa marca en Panamá, Canavaggio se vio de pronto sin nada que vender. Pero después de liquidar personal y cerrar bodegas, decidió invertir en la búsqueda de nuevas marcas. Pero en esta ocasión, no apostó por el whiskey, sino por los vinos.
Hoy, Licores Canavaggio (comercialmente conocido como El Tastevín) se considera a sí mismo como el principal distribuidor de vinos de calidad en Panamá.
Antes, cuando representaba a Old Parr, Canavaggio vendía unas 20 mil cajas de vino anuales. Hoy, El Tastevín vende al año unas 40 mil cajas de vino, principalmente de las viñas de Santa Carolina, Marqués de Cáceres, Baron Phillipe de Rotschild, Robert Mondavi, Antinori, Opus One, Caliterra, Prado Rey y Solaz, de quienes Canavaggio es el representante exclusivo en Panamá.
Siempre hemos tenido una fortaleza en vinos, pero ahora esa fortaleza la hemos ampliado, dice Jack Canavaggio. De hecho, Canavaggio abrió una segunda tienda de El Tastevín en enero, en tanto que la sede principal, en Vía Porras, actualmente de 175 metros cuadrados, será ampliada unos 50 metros cuadrados más.
El renacer de El Tastevín va unido al fenómeno de que cada día el vino adquiere más adeptos. De hecho, el mercado panameño del vino ha crecido 24 veces en los últimos 10 años, según el enólogo argentino Raúl Castellani.
Panamá es el lugar por donde se distribuyó el vino en América, enfatiza Castellani. Panamá puede colocarse a la cabeza del desarrollo del comercio del vino en la región.
Castellani vino a Panamá para participar en la inauguración de la V Feria Internacional de Vinos, Alimentos y Delicatessen, mejor conocida como Expovino.
A partir de hoy y hasta el lunes próximo, estarán expuestos en el centro de convenciones Atlapa más de mil 600 vinos de 23 países. Canavaggio es uno de los que tomará parte en el evento, al que acude por quinto año consecutivo.
Expo Vino, que se celebra paralelamente a la XIII Feria Internacional del Hogar, la Decoración, el Regalo y la Moda (en pocas palabras, Bello Hogar), es organizada nuevamente por el Vinoclub de Panamá.
Ese Vinoclub es un ejemplo mundial... se lo digo yo, que soy extranjero, señala Castellani.
El Vinoclub fue fundado en diciembre de 1997 por cuatro amigos que, coincidentalmente, eran chefs de algunos de los restaurantes más reconocidos de la capital: Rafael Ciniglio, de Trattoría de las Américas; Pascal Finet, del Casco Viejo; Pedro Masoliver, de Café Balear, y Willy Diggelmann, del Chalet Suizo-1985. Este último acaba de recibir el Best Award of Excellence que otorga la revista Wine Spectator, lo que convierte a Diggelmann en el propietario del único restaurante en recibir esta distinción por tercer año consecutivo, dado que también fue merecedor del premio en el 2000 y el 2001.
Diggelmann es un rostro familiar para los lectores del Wine Spectator. Con anterioridad, recibió el Award of Excellence en 1997, 1998 y 1999. Es decir, que Diggelmann tiene seis años recibiendo honores por parte de la revista especializada. Eso convierte a este chef de origen suizo en la figura más prominente del mundo del vino en Panamá. En sus tres cavas (que en total guardan más de 13 mil botellas de vino), Diggelmann tiene muestras que ni en Nueva York las consigues. Una de ellas es un Château Petrus de 1982, que Diggelmann adquirió en una subasta, por 2 mil 500 dólares, en 1996.
Esta es una de las mejores cavas del mundo, sentencia Castellani. Aquí hay vinos clave; por ejemplo, Château Petrus, Château d'Yquem, Château Lafite Rotchild, Château Margaux, Vega Sicilia, que son botellas que valen de 200 a 5 mil dólares, pero también es una cava excelente porque hay vinos de 10 dólares de alta calidad.
La cava de Diggelmann como toda cava que se precie está acondicionada para tener una temperatura de entre 14 y 16 grados y una humedad de entre 60% y 65%. Diggelmann ha invertido en ella aproximadamente 250 mil dólares. No obstante, en Panamá hay restaurantes con cavas más reducidas, como la de la Trattoría de las Américas, que a Ciniglio le ha costado como unos 30 mil dólares.
Pero, ¿qué es lo que determina el precio de un vino? Según Castellani, todos los vinos valen igual cuando los hacen. Después, van adquiriendo otro valor, dependiendo de la calidad y cantidad de la cosecha, el cuidado que se les brinde y los reconocimientos o distinciones que vaya recibiendo.
Diggelmann reflexiona al respecto. ¿Cuántas veces puedes gastar mil dólares en una botella de vino? La idea es encontrar vinos de calidad en 20 dólares.
De hecho, los vinos chilenos se han posicionado como los líderes del mercado local. La razón es que las viñas chilenas ofrecen vinos de excelente calidad a precios razonables. Solo en Panamá se venden aproximadamente 25 mil cajas al año de vinos Concha y Toro y Santa Rita, ambos chilenos.
El vino en cartón, por su parte, registra ventas de cerca de 45 mil cajas anuales, según un informe de la Contraloría General de la República.
En lo que respecta a los vinos finos, aún sigue en la mente del consumidor la supremacía del vino francés, pero lo cierto es que cada día ganan más aceptación los vinos españoles, notablemente los de la Rioja y la Ribera del Duero; también están adquiriendo renombre algunos vinos italianos, que son muy apreciados por los conocedores: por ejemplo, los supertoscano y los Brunello di Montalcino comandan precios muy saludables; los californianos también se distinguen con las variedades cabernet sauvignon, entre los tintos, y chardonnay, entre los blancos, mientras que las mejores compras se encuentran entre los vinos de Chile y, más recientemente, Argentina. En ese sentido, la Contraloría resalta que en el mercado existe mucha influencia del Wine Spectator. Castellani agrega que la oferta panameña es superior a la de la mayoría de los países vitivinícolas. Acá en Panamá, a diferencia de otros países, hay vinos del Líbano y de Grecia, por ejemplo.
Otra ventaja del mercado es que los consumidores locales acogen con beneplácito las nuevas propuestas. Una muestra de ello es que en el 2000 se empezó a importar los vinos de la Viña Undurraga, de Chile, y ese mismo año, se vendieron 4 mil 150 cajas a un precio de 122 mil 200 dólares. Las ventas de Undurraga representaron el 10.43% del volumen registrado en el 2000.
La Contraloría recalca que en el mercado local hay más posibilidades para la introducción de vinos espumosos, pero estos deben estar bien en los puntajes de revistas reconocidas como el Wine Spectator, ya que Panamá tiene mucha influencia de Estados Unidos.
El informe también agrega que en Panamá hay un gusto especial por el cabernet sauvignon, que es un tinto muy equilibrado y que casa muy bien con carnes rojas, y por el sauvignon blanc, que tiene un fuerte potencial aromático y una alta acidez. Los consumidores también saben que el intenso sabor del merlot es ideal para acompañar aves de caza y pastas, y que el chardonnay es el perfecto acompañante para un salmón ahumado o una crema de langostas. En cuanto a los vinos espumosos, el volumen de ventas es de unas 15 mil cajas anuales. Las champagnes más vendidas son Möet Chandon Brut Imperiale y Veuve Clicquot Brut. España es el líder en cavas, que es el nombre que reciben los espumantes ibéricos, con marcas como Freixenet y Codorniu.
Otro de los principales catalizadores del aumento del consumo del vino es la creencia de que esta bebida es buena para la salud. Al consumidor nacional le gusta tomar vino tinto porque está recomendado por los médicos, reconoce Canavaggio.
De hecho, el doctor José Antonio Gutiérrez Fuentes, asesor científico del Departamento de Relaciones Institucionales de los Laboratorios Lilly, señala que el vino en particular el tinto, en cantidades que no superen los dos vasos al día, es recomendable por su contenido de antioxidantes, que dificultan el depósito de colesterol en las arterias.
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