La moratoria de casi $100 mil millones de dólares de la deuda de Argentina en 2001 se impuso en un momento que la economía se caía a pedazos, convirtiéndose en el fantasma del “default argentino” que hoy ronda a Grecia.
El cese de pagos hace 14 años en la nación sudamericana fue empujado por el derrumbe de un insólito tipo de cambio por ley (un dólar igual a un peso) y un endeudamiento sin freno para financiar la “fiesta del billete verde”, fetiche favorito de los argentinos.
El mundo de las finanzas internacionales sabía varios meses antes que Argentina iba hacia el abismo. “Larga recesión, fuerte déficit fiscal, paridad fija, absurdos programas de ajustes”, enumera el exministro de Economía Roberto Lavagna.
Rudiger Dornbusch, profesor estrella del Massachusetts Institute of Technology (MIT), había escrito en el diario Wall Street Journal que Argentina “no puede pagar la deuda y va a una reestructuración”.
El entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, padre de la convertibilidad que ancló 11 años la paridad cambiaria, lo tildó de “un delirante intelectual”.
Hacía tres años que el país estaba en recesión. La crisis se perfilaba desde la última etapa del presidente peronista de derecha Carlos Menem (1989-1999). “El desempleo llegaba al 20% y la pobreza al 57%”, afirma Pablo Tigani, director de la consultora económica Hacer.
