En dos decenios de administración panameña, el Canal satisfizo más metas que durante las casi ocho décadas contadas desde su inauguración en 1914.
De 2000 a 2019 se amplió el Canal y se construyó el puente del Atlántico sobre la vía interoceánica. La ruta le aportó al Estado $16 mil 818 millones producto de los peajes cobrados a los buques. Esta cifra es casi 9 veces lo entregado por Estados Unidos a Panamá en 85 años bajo su administración (1914–1999).
El 31 de diciembre de 1999, Panamá asumió la administración del Canal. Su gestión pasó de una operación manejada con un criterio geopolítico y militar, para que el país le sacará un provecho sustentado en el valor de la ruta y mayormente enfatizado en el transporte de mercancías.
“Fue un modelo enfocado en la confiabilidad [dada] a los clientes y la rentabilidad para el país”, según la Autoridad del Canal de Panamá.
Una medida que marcó este giro fue la adopción en octubre de 2002 de otra estructura de peajes en reemplazo de aquella vigente desde 1912, dos años antes de la apertura del Canal.
Este cambio incorporó audiencias públicas con la participación de clientes y usuarios, que exponen sus consideraciones sobre los peajes propuestos. Desde entonces se han aplicado varios ajustes en las tarifas. El último aprobado para algunos segmentos incluyen los buques neopanamax, y se aplicará a partir de mañana 1 de enero.

Modernización
Los panameños aceptaron la responsabilidad de operar una ruta estratégica para el comercio, justo cuando estaba a punto de cumplir 100 años y su infraestructura requería mantenimiento.
En la década de 1990, la extinta Comisión del Canal —entidad binacional que administró la vía antes de su transferencia a Panamá—, inició inversiones que continuaron tras el traspaso a manos panameñas.
En los trabajos de modernización se incluyeron estructuras y equipos, como locomotoras y rieles, maquinaria de las compuertas, sistemas de control de las esclusas, iluminación del Canal y sus cauces, entre otros trabajos.
Esto se desarrolló de modo paralelo a los estudios para un tercer juego de esclusas, obra que comenzó en 2007 y se inauguró en junio de 2016.
Con dos juegos de esclusas en operación, el gran reto que tiene el Canal por delante es mantener la fuente de agua para abastecer el consumo humano y las operaciones de las esclusas.

