Los artesanos de la provincia de Herrera, que por años se han dedicado a la confección del tradicional sombrero blanco ocueño, se están quedando sin su principal materia prima: la palma bellota o cogollo.
La Carludovica palmata, nombre científico de la bellota, se cultiva en los distritos de Ocú y Las Minas en la provincia de Herrera, y de ella se extrae su fibra para la confección del sombrero blanco típico de esta región del país.
Sin embargo, su principal materia prima se está extinguiendo debido a las malas prácticas agrícolas, la deforestación provocada por la actividad ganadera y la sobreexplotación en la cosecha de los cogollos.
Así lo reveló el “Estudio del estado actual de la palma bellota o cogollo en la provincia de Herrera con miras a su aprovechamiento sostenible (Ecopalma)”, investigación de los ingenieros forestales Marianela Gómez y Meinaldo Mitre.
“Muchas veces los artesanos realizan la recolección de los cogollos más rápido de lo que las palmas pueden regenerarse, lo que disminuye considerablemente sus poblaciones silvestres, poniendo en riesgo la producción de la fibra”, manifestó Marianela Gómez, coordinadora del proyecto Ecopalma, que desarrolla la organización Ecotrópica Panamá.
El proyecto que se dividirá en tres etapas y que la primera inició en septiembre de 2011 es financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), a través de una inversión de $50 mil.
En la primera etapa del estudio se pudo conocer que al menos 60 personas entre recolectores, procesadores y artesanos -ubicadas en 19 comunidades entre los distritos de Ocú y Las Minas- obtienen su sustento con actividades relacionadas a la palma bellota.
Esta información les sirvió a los investigadores para elaborar su base de datos e identificar cuántas personas utilizan el recurso, además de conocer las causas que están llevando a esta especie a su extinción y poder así definir criterios técnicos para un mejor manejo del recurso.
Es fundamental aprender a valorar el recurso y entender que la mejor forma de conservar esta especie es manejando adecuadamente las pocas áreas naturales donde se desarrolla y esto se logrará mediante un proceso de investigación, información y capacitación oportuna, advirtió Meinaldo Mitre, investigador del proyecto.
Reserva
La palma cogollo se encuentra principalmente a orillas de ríos y quebradas, aunque también se localiza en áreas abiertas, claros, orillas de caminos y sitios deforestados. Sin embargo, según los artesanos encuestados, la mejor calidad de fibra se localiza en aquellas plantas que crecen en suelos húmedos e inundables y bajo sombra parcial.
Además de la escasez del recurso, la actividad ha mermado, porque son pocas las personas que se dedican a trabajar el cogollo principalmente, pues los sitios de recolección se encuentran muy lejos, hay menos plantas de cogollo blanco y la juventud no quiere aprender el oficio, comentó Gómez.
Según los artesanos, conseguir el cogollo blanco de la palma ahora es más difícil y el precio de la fibra procesada en los tres últimos años ha subido.
Los recolectores tienen que caminar hasta tres horas para obtener el cogollo para cortar unas tres docenas de la palma. Mientras que los que se encargan de procesar el cogollo para obtener la fibra aseguran que el precio ha subido.
Hace cinco años, un cogollo con un metro de largo se vendía a 10 centésimos y ahora el precio se fija en 50 centésimos.
El costo de un sombrero blanco oscila entre $40 y $180, dependiendo del acabado, fuerza del tejido, tamaño, entre otros aspectos. El precio para un sombrero de niños puede oscilar entre los $15 y $30.
Aunque de la palma bellota se puede extraer la fibra morada o blanca, para la elaboración del sombrero ocueño se requiere esta última. Fibra que se está agotando de no mejorar las técnicas de cultivo y recolección.
Para continuar con el proyecto, los ingenieros forestales pretenden establecer parcelas de investigación donde se probarán diferentes intensidades de cosecha, se elaborarán guías técnicas sobre el manejo de esta especie en vivero, en bosque natural y en sistemas agroforestales.
También se establecerá un banco de germoplasma para la conservación de material vegetativo y quizá el resultado más importante será la capacitación de personas que tradicionalmente han utilizado este recurso para la elaboración de artesanías y lograr que esta no desaparezca.
