Cuando sus clientes lo llaman por el diminutivo de su nombre, Ramón Smith contesta con una grata sonrisa.
De estatura media, locuaz, insistente al hablar, Ramoncito confiesa que el amor por el comercio le viene de su padre Lloyd Smith, uno de los forjadores del negocio de los supermercados en el país.
Hurgando en sus recuerdos, comenta que los primeros pasos en el negocio los dio su padre en la década del 40 junto a su socio José Antonio Riba.
Ellos, dice Ramoncito, fundaron una gran abarrotería ubicada en el barrio de Bellavista, en donde al cliente se le servía lo que deseaba en unas bolsitas de saco, que eran la novedad del momento.
Dejando escapar un timbre de orgullo en su voz, indicó que en 1948 mi papá y su socio iniciaron el primer supermercado establecido en la República de Panamá.
En ese primer supermercado fue donde los clientes por primera vez utilizaron una carretilla para colocar los productos que compraban, aunque curiosamente solo había dos o tres pasillos para recorrer.
Esta idea, sostiene, la trajo de Estados Unidos el señor Riba.
Fiel testigo de las andanzas comerciales de su padre, a Ramoncito siempre le llamaba la atención la preocupación que mostraban su padre y su socio por vender productos de calidad.
La calidad, dice, es el norte que siempre ha guiado la actividad comercial de lo que hoy se conoce como supermercados Riba-Smith.
Según Ramoncito, en la empresa de su padre ha hecho de todo.
Ha sido carnicero y almacenista, escalando poco a poco hasta alcanzar la posición que hoy ocupa al frente de la dirección de la empresa.
Cuando no está frente al negocio, a Carlos Ramón Smith, como es su nombre de pila, le gusta jugar bola suave, un deporte en el que ha cosechado sendos triunfos y representado a los equipos de su empresa o del Club Unión.
Lanzador seguro, la bola en sus manos se convierte en un arma poderosa que, sin mayores aspavientos, entra en el guante del receptor ante la mirada atónita de quien en ese momento está bateando.
En ocho campeonatos me he ganado el título de mejor lanzador, señala con voz entusiasmada.
Eso sí, no me pongas a batear, porque allí sí que soy malo, dice mientras una sonrisa cruza por sus labios.
Además, Ramoncito manifiesta ser un miembro de siempre del club activo 20-30, en donde mediante una labor altruista se emprenden campañas en beneficio de quienes más lo necesitan.
Después de todo, la vida de este destacado empresario se enmarca dentro de la sencillez de su persona, cualidad que es recompensada diariamente con el saludo afable y sincero de quienes visitan los dos locales que hoy albergan los supermercados Riba Smith, donde desde los tiempos de Lloyd Smith y de José Antonio Riba, la calidad de los productos que venden es lo más importante.
