La reciente eliminación del tipo de cambio mínimo del franco suizo frente al euro, así como la nueva amenaza geoestratégica que representa la expansión del integrismo, captarán buena parte de la atención en el Foro Económico Mundial de Davos que empieza el próximo miércoles.
Asuntos muy de actualidad, como la escalada de conflictos, el riesgo de pandemias, la divergencia en el crecimiento económico entre países y el nuevo contexto energético -con el precio del petróleo en niveles históricamente bajos e inversiones sin precedentes en energías renovables- son igualmente parte de la agenda.
Los organizadores han confirmado la asistencia de 2 mil 500 representantes de 140 países, quienes este año serán invitados en debates y talleres a centrar sus discusiones en el presente, más que a intentar proyectar lo que ocurrirá en el futuro.
La complejidad y complicación que caracterizan el contexto mundial así lo requieren, con una necesidad profunda de restaurar la confianza y estabilidad.
El futuro de Ucrania, en relación al conflicto que mantiene con su vecino ruso desde hace cerca de un año, será evocado por su presidente, Petro Poroshenko, el día de la inauguración del Foro y antes del discurso de apertura, que en esta 45º edición estará a cargo de la presidenta de Suiza, Simonetta Sommaruga.
Cuna de la llamada Primavera Árabe, Túnez estará representada por su nuevo presidente, Béji Caid Esbessi, elegido en diciembre.

