El fabricante japonés de airbags Takata, que sucumbió a los escándalos de sus dispositivos defectuosos, anunció que terminó el traspaso de sus principales actividades a la compañía estadounidense Key Safety Systems (KSS), firmando la desaparición de la marca.
Su director ejecutivo Shigehisa Takada, heredero de la familia fundadora, dimitió oficialmente justo después, como prometió en junio de 2017 en el momento del anuncio de la quiebra, la más sonora de un industrial en la historia del Japón de posguerra.
“Dirigimos una vez más nuestras disculpas sinceras a los clientes, acreedores, accionistas y todos los que se vieron afectados por los problemas causados por nuestros airbags”, declaró el responsable en un último mensaje que cierra uno de los mayores escándalos de la historia de la industria automovilística.
Su sustituto, Yoichiro Nomura, estará encargado de gestionar los últimos litigios y demandas y de reemplazar airbags. KSS, establecido en Estados Unidos pero controlado por el grupo chino Ningbo Joyson Electronic, cerró la adquisición de los activos de Takata, con excepción de los vinculados con los dispositivos implicados en el escándalo por un monto de mil 600 millones de dólares. La nueva compañía será rebautizada Joyson Safety Systems, precisó KSS en otro comunicado. Debería tener un volumen de negocios anual de 7 mil millones de dólares, para una plantilla de más de 50 mil empleados.
Fundado en 1933 por Takezo Takada, abuelo de Shigehisa Takada, Takata se había convertido en uno de los primeros grupos mundiales en el mercado de los airbags.

