En la isleta que divide los paños de la carretera se han instalado unos improvisados kioscos de legumbres, verduras y frutas, cuyo techo son los árboles, que sirven de cobija contra el sol o la lluvia.
Paola Díaz, una residente del sector, planteó la necesidad de construir un pequeño mercadito en donde estos humildes panameños puedan vender sus productos.
No hay trabajo, y ellos tienen que buscar la manera de ganarse la vida, y no están molestando a nadie, pero creo que sería una buena idea que el municipio les acondicione un lugar, dijo la residente.
La alternativa del mercadito es positiva, porque así habría espacio para más personas y se mantendría la estética de la entrada a la barriada, argumentó Díaz, quien además mostró su preocupación porque cuando llueve muy fuerte, estas personas tienen que buscar un refugio, pues están prácticamente a la intemperie.
Los dueños de los kioscos están de acuerdo con que se les acondicione un lugar donde puedan estar más cómodos, pero sobre todo les inquieta que no haya la misma afluencia de personas y que se les aumente el impuesto municipal.
Por ahora ellos solo tienen que pagar un impuesto mínimo al Municipio de San Miguelito.
Me gusta estar aquí porque es como un pasadizo de las personas que vienen a tomar su chiva para entrar a la barriada y siempre nos compran algo, dijo uno de los vendedores.
