Carlos Ardila Lülle, el multimillonario que fundó el mayor fabricante de gaseosas de Colombia, murió ayer, según La República, un periódico de su propiedad. Tenía 91 años.
Nacido en el noreste de Colombia en 1930, Ardila estudió ingeniería en Medellín. Cuando tenía poco más de 20 años y trabajaba en la compañía de refrescos de su suegro, experimentó con nuevos sabores y colores antes de crear una bebida efervescente de color rosado y con sabor a manzana que comenzó a vender más que todos sus otros productos.
Luego compró la empresa a sus suegros y, en 1968, adquirió la competencia Postobón SA. La gaseosa rosada se convirtió en el producto estrella del imperio de Ardila.
El patrimonio de Ardila valía alrededor de 2 mil millones de dólares, según el Índice de multimillonarios de Bloomberg. También era dueño de plantaciones e ingenios de azúcar, producía etanol, tenía intereses en envases de vidrio y metal, concesionarios de medios y automóviles, y era dueño del equipo de fútbol Atlético Nacional de Medellín.
Negocios. Primeros pasos
Carlos Ardila Lülle, empezó en el negocio de las gaseosas en la década de 1950, en Gaseosas LUX, compañía de su suegro Antonio José Gaviria.
La compañía de Ardila produce la gaseosa rosada insignia de Postobón, Manzana, que inventó en la década de 1950, así como una bebida similar llamada Colombiana. También elabora bebidas con sabor a frutas bajo la marca Hit y los productos PepsiCo Inc.
Para apuntalar su negocio de refrescos, Ardila comenzó a adquirir participaciones en ingenios de azúcar y envases de vidrio y metal durante la década de 1970. Se diversificó en una variedad de otras industrias, comprando la cadena de televisión y radio RCN, la compañía textil Coltejer SA y el ahora desaparecido sello discográfico Sonolux.
Ardila, quien se volvió a casar después de divorciarse de su primera esposa, llevaba en silla de ruedas desde un accidente en una de sus casas en la década de 1980. Tuvo cuatro hijos.

Rivalidad
Compitió con el barón de la cerveza Julio Mario Santo Domingo durante cuatro décadas —quien falleció en 2011— por el control de los mercados colombianos de bebidas, medios y aviación.
Hasta 1985, Ardila compartió el control de la aerolínea Avianca con Santo Domingo. Una disputa administrativa llevó a Ardila a vender su participación a su rival, según “Don Julio Mario”, una biografía no autorizada de Santo Domingo del periodista Gerardo Reyes.
“En ambas organizaciones se convirtió en una obsesión seguir los pasos del otro, investigar las dificultades del otro para hacerlas públicas y no escatimar un solo peso para competir en nuevos frentes de inversión”, escribió Reyes.
En la década de 1990, ambos rompieron una tregua para no invadir los negocios centrales del otro. Santo Domingo se aventuró en los refrescos y Ardila abrió una cervecería. Ardila Lülle perdió.
Después de acumular cientos de millones de dólares en deudas a raíz de la recesión de 1999 en Colombia, vendió su fábrica de cerveza a Santo Domingo. Luego vendió otros negocios, como Coltejer en 2008, para pagar deudas y apuntalar las finanzas de Postobón.


