Escoger una fila para pagar en el supermercado requiere del talento de un artista. Una de las escenas más celebradas del guionista de cómicas estadounidense Harvey Pekar es cuando en un supermercado no sabía si elegir entre hacer fila detrás de la caja más llena, o detrás de una señora de tercera edad; desafortunadamente para él, escoge a la última, la que tarda una eternidad al hace un alboroto por el dinero.
Muchas veces la necesidad de visitar los masivos centros de compras termina en una pesadilla en el preciso momento de pagar, cuando el tiempo se consume en la lenta fila de una caja.
La mayoría de los participantes en una encuesta puesta en Prensa.com señala que el servicio de las cajas de cobro en los supermercados locales es lento o muy lento, equivalente al 75% de un total de mil 579 votos recibidos.
La lentitud se debe, según ellos, a las cajeras, al número reducido de cajas en operación o, incluso a los propios clientes. "Algunos supermercados tienen muchas cajas pero solo habilitan unas cuantas", dijo un lector. Otro opina que "el sistema es lento no tanto por las cajeras sino por la falta de empacadores, y la cajera es la que tiene que hacer todo".
Un tercer consumidor nota que "algunas cajeras son un poco lentas; algunos supermercados no se ponen de acuerdo si es necesario pesar los vegetales o no y eso demora la caja. Hay quienes tampoco respetan las filas de solo 10 artículos o solo efectivo".
En el Super 99 de Bethania, por ejemplo, una encargada dirigió personalmente a una señora con una carretilla llena de artículos a la fila rápida, ignorando a personas que tenían uno o dos artículos en mano.
Medidas de auxilio
Las cadenas minoristas locales son conscientes de la importancia de tener filas expeditas y no han frenado los esfuerzos para agilizar los pagos. Desde noviembre, la cadena Super 99 subió de dos a 10 el número de supermercados que atienden las 24 horas.
El Rey habilitó pesas en las cajas desde el año pasado para eliminar las filas en el área de frutas y verduras.
El Xtra introdujo su nuevo servicio de compras a domicilio con un valor mínimo de 25 dólares.
"El objetivo de los lectores de códigos de barra es que el sistema sea expedito, aunque no siempre resulte así", reconoce Iván Ríos, director ejecutivo de la Asociación de Comerciantes y Distribuidores de Víveres y Similares de Panamá.
Algunas veces la impresión de los códigos en los artículos es ilegible, con colores inadecuados y el sistema no lee con rapidez. "Hay un gran número de factores además que hacen lento el servicio, pero todo es cuestión de mejorar y corregir", señala Ríos.
El pago con cheques o billetes de alta denominación también puede congestionar las filas.
Pero más allá de cualquier inconveniente técnico, la diferencia la hace la actitud, según varios ciberlectores.
"Las cajeras se ponen a conversar y cuando uno les pregunta algo responden con impaciencia y no tienen la información necesaria", dice un consumidor.
