El sector agrícola panameño ha tenido que enfrentar grandes retos en los últimos años. El más reciente está relacionado con la producción de biocombustibles a base de alimentos, que está desviando la atención de muchos agricultores que -en busca de mayor rentabilidad- piensan reducir las cosechas que destinan a la alimentación, para embarcarse en el mundo de los combustibles alternativos.
Los altos precios que se pagan en el mercado internacional por productos como el maíz y la caña de azúcar, para hacer combustibles, representan para ellos un fuerte atractivo.
Pero, hoy en día, para los agricultores hay un reto aún más difícil de enfrentar y para el cual se requiere de más recursos: las plagas. Con la realidad que vive el sector, resulta lógico preguntar ¿qué pasaría si las tierras que aún se utilizan para producir alimentos, fueran atacadas por plagas y enfermedades?
La respuesta asusta no solo a las autoridades panameñas. Los ministros de agricultura de todo el mundo ya están analizando el tema y midiendo sus consecuencias.
La semana pasada, los ministros de agricultura de Centroamérica, incluyendo el de Panamá, Guillermo Salazar, se reunieron en El Salvador para, entre otras cosas, revisar las medidas de prevención de plagas y enfermedades.
También se discutió sobre el costo de producción, ya que ambos temas están relacionados , porque los insumos necesarios para combatir las plagas -como plaguicidas, insecticidas y bactericidas-, representan un alto porcentaje dentro del presupuesto de los productores y sus precios amenazan con volver a incrementarse en 2008.
enemigos microscópicos
La lista de insectos, plagas y enfermedades que afectan los cultivos es muy larga. Pero en Panamá, según el director de Sanidad Vegetal del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, (Mida), Ariel Espino, la lista se limita a seis: la mosca del mediterráneo, que ataca las frutas; la sigatoka negra, que ha golpeado a los bananeros; el ácaro-hongo del arroz conocido como spinky y la broca del café. Además, está la mosca blanca, que apareció en el país en 1990 y atacó las hortalizas; y los thrips - palmi, que afectan a las cucurbitáceas y que a pesar de no provocar daños mayores, requieren de vigilancia.
El funcionario reconoció que hay enfermedades "normales" que son atendidas por los propios productores desde su aparición y que no provocan mayores daños económicos.
"Panamá es un país con muy pocas plagas de importancia en comparación con otros países de la región. Por eso hay que proteger las fronteras y reforzar la vigilancia en las importaciones, para evitar que entren nuevas plagas", resaltó Olehg Aguilar, subdirector de Sanidad Vegetal.
Luchando contra la mosca
Este año, según el Mida, la plaga que más daño ha causado en el país ha sido la mosca de la fruta, también conocida como mosca del Mediterráneo.
No obstante, en los últimos meses, la broca del café ha provocado daños importantes en la provincia de Chiriquí.
"Existe una gran diversidad de esta mosca, por lo que el trabajo no ha sido fácil", dijo Espino.
Una de las víctimas de esta plaga fue Plinio Ruiz, que asegura que en su finca de Palmira, distrito de Boquete, cosechaba cada año 350 mil naranjas injertadas, hasta que la mosca de la fruta empezó a causarle severas pérdidas a la plantación.
"Se nos cae casi el 60% de la fruta y la cosecha buena es de solo 150 mil naranjas injertadas", dijo el productor.
Para combatir y controlar esta plaga se han delimitado varias áreas geográficas localizadas en las provincias de Herrera, Los Santos y el sur de Veraguas, donde se están realizando monitoreos permanentes mediante la instalación de redes y trampas con atrayentes específicos para capturar la mosca.
