En Nuevo Paraíso, provincia de Darién, se trabaja en una parcela experimental con el fin último de encontrar la vía de rescatar el cultivo de ñame en el país, en especial del cotizado baboso.
Aunque en Panamá se cultiva el ñame paleta y diamante, por su contextura y suavidad el baboso es el preferido de los consumidores al momento de preparar un buen sancocho o sopa de carne.
Sin embargo, los brotes de antracnosis, enfermedad contagiada por el hongo Colletotrichum gloesporioides, ponen en riesgo las plantaciones, que en los últimos años han caído en más de un 50%.
La antracnosis o quemazón del follaje destruye el área foliar de la planta e impide su desarrollo normal. La enfermedad provoca la muerte o quemazón de las hojas y tallo de la planta de ñame, manifestó Olegh Aguilar, coordinador del proyecto de Huella de ADN, de la Dirección Nacional de Sanidad Vegetal del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA).
A través del proyecto Huella de ADN, se busca definir el estatus fitosanitario de la enfermedad y proporcionarle al productor las herramientas necesarias para combatirla.
Durante cinco meses se trabajó en la parcela demostrativa en Nuevo Paraíso, Metetí, donde se plantaron semillas de ñame baboso en medio de otras plantas que sirvieron de control biológico para combatir el ataque de antracnosis.
La cepa para el desarrollo de la investigación se trajo de Aguadulce, provincia de Coclé, manifestó el funcionario.
Se eligió la provincia de Darién porque en esta zona es donde aún se cultiva el ñame baboso y las tierras no están tan contaminadas de agroquímicos, explica Olegh Aguilar.
En una primera investigación, Aguilar comprobó que en la provincia de Chiriquí y en la región de Azuero el uso de agroquímicos es muy alto, mientras que en Darién es casi nulo. De allí que se eligiera esta región para establecer la parcela demostrativa.
Debido a la poca exposición a los químicos, en Darién el hongo no está tan presionado y los resultados de la investigación son más precisos.
El ñame baboso está en peligro de extinción, porque los productores reutilizan la misma semilla, que con los años va perdiendo su resistencia al ataque de plagas.
En las parcelas se determinó la susceptibilidad de los cultivares de ñame más sembrados en el país, frente a las cepas del hongo de la antracnosis y se definió la “línea base” para la vigilancia fitosanitaria de la enfermedad. Tras cinco meses de prueba, en las parcelas se obtuvieron rendimientos que superan los 300 quintales por hectárea, cuando en cultivos tradicionales el promedio está por abajo de los 200 quintales.
A raíz de los buenos resultados obtenidos en Darién, se implementarán cuatro parcelas de ñame para completar cinco.
En el país el cultivo de ñame se desarrolla en la provincia de Chiriquí, en la región de Azuero y en la provincia de Darién.
Las plantaciones del ñame baboso están listas para cosechar a los 11 meses de sembradas, la variedad paleta demora 9 meses y el diamante 5 meses.
Con Huellas de ADN se pretende rescatar el cultivo del ñame baboso en la provincia de Darién y a través de buenas prácticas de cultivos evitar el uso de agroquímicos, destaca el funcionario.
Con esta acción se pretende alcanzar “un cambio tecnológico sostenible” en las prácticas del agricultor darienita, para hacerlo competitivo y altamente rentable.
Si se logra cambiar la mentalidad del productor en reducir el uso de agroquímicos, se ayudará al ambiente, los productores obtendrán mayores rendimientos y el consumidor tendrá un ñame más limpio.
