ARTESANOS SERáN CAPACITADOS

Al rescate de la palma bellota

Al rescate de la palma bellota
arte. Para lograr un fino acabado, la confección del sombrero ‘pintao’ se debe iniciar en un día con temperatura fresca, para que las fibras que son remojadas mantengan su flexibilidad. ESPECIAL

Panamá podría quedarse sin sus tradicionales sombreros pintao y el blanco ocueño, pues poco queda de la palma que se utiliza para fabricarlos, conocida como bellota o cogollo.

La Carludovica palmata, que se cultiva en las provincias de Herrera y Coclé y de la que se le extrae su fibra para confeccionar los sombreros, ha sido afectada por la deforestación que realizan los lugareños para darle paso a otras actividades agrícolas.

Pero en un esfuerzo para que siga viva, los ingenieros forestales Marianela Gómez y Meinaldo Mitre esperan iniciar en junio próximo un proyecto de investigación que les permita establecer los criterios técnicos para el manejo y conservación de la palma bellota en los distritos de Las Minas y Ocú, en la provincia de Herrera.

El proyecto tendrá una duración de dos años y medio y será financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), a través de una inversión de 50 mil dólares.

La palma bellota, uno de los recursos forestales no maderables, crece naturalmente en áreas de rastrojo y puede alcanzar una altura de 2.5 metros.

La fibra que se extrae de esta palma es la aliada de los artesanos que se dedican a la confección de sombreros, por eso la importancia de encontrar los mecanismos para un manejo sostenible que garantice su conservación en la provincia de Herrera, manifestó Marianela Gómez, coordinadora del proyecto que desarrolla la organización Ecotrópica Panamá.

La deforestación ligada al mal manejo de recolección de los cogollos son dos factores que están incidiendo en que esta especie esté en vía de extinción.

“Muchas veces los artesanos realizan la recolección de los cogollos más rápido de lo que las palmas pueden regenerarse, lo que disminuye considerablemente sus poblaciones silvestres, poniendo en riesgo la producción de la fibra”, explicó Gómez.

Elena Montilla, oriunda de San José, distrito de Ocú y con más de 50 años dedicada a la confección de sombrero blanco, asegura que la falta de materia prima pone en riesgo su principal fuente de ingresos.

“Conseguir el cogollo de la palma ahora es más difícil y el precio de la fibra procesada en los tres últimos años ha subido. Una yarda antes se vendía a 10 centésimos y ahora el precio se fija a 25 centésimos”, comentó la artesana.

Para confeccionar un sombrero blanco ocueño de tejido fino y de 23 pulgadas se requieren unas 16 yardas de la fibra, por lo que es importante su conservación.

Este proyecto será una herramienta fundamental para los artesanos, comentó la coordinadora de Ecotrópica. Con el proyecto se pretende establecer parcelas demostrativas en sistemas agroforestales (viveros controlados) y en parches de bosque como alternativa para asegurar el uso permanente de esta especie. Además se capacitarán unos 20 recolectores, procesadores y artesanos de los distritos Ocú y Las Minas, en la provincia de Herrera, en cuanto al manejo y cultivo de la palma. También se establecerá en la región un banco de germoplasma para conservar la especie.

El tradicional sombrero ‘pintao’ coclesanoLas hábiles manos de los artesanos coclesanos en el distrito de La Pintada son las creadoras del famoso sombrero pintao, que simboliza parte de la identidad de los panameños.

El artesano Reynaldo Quiroz, quien hoy día es propietario de una tienda de venta de artesanías, recuerda que sus padres elaboraban la tradicional prenda, y las técnicas que utiliza fueron heredadas de sus padres y de sus abuelos. Actualmente para confeccionar el tejido de un sombrero pintao a la familia Quiroz le toma seis horas.

La materia prima es extraída de la palma conocida como bellota o cogollo, y para elaborar el sombrero se necesita tener a mano cuatro tipos de fibra vegetal: la bellota, la pita, la chonta y el junco. Estas se cocinan durante tres horas con jabón y limón para darles el tinte adecuado y conseguir una buena textura.

De acuerdo a su calidad, existen varios estilos de sombrero pintao que salen de los más recónditos lugares del distrito de La Pintada. El precio del producto depende de lo fino que se pueda hacer el tejido. Un sombrero de siete vueltas cuesta 25 dólares, el de 15 vueltas 185 dólares y la máxima expresión del sombrero pintao en cuanto a calidad lo representa el que tiene 20 vueltas, cuyo valor es de 450 dólares. La llegada de más turistas a La Pintada ha potenciado la confección de sombreros en el área.


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