Mi sangre no vale

Dice la Caja de Seguro Social (CSS) que tengo una enfermedad venérea. Una de las extrañas. Mi abuelo estaba a punto de someterse a una cirugía de corazón abierto y, al yo tener el mismo tipo de sangre que él (AB+), fui al primero que llamaron de la familia para donar mi pinta de sangre.

No era la primera vez que lo hacía. De hecho, era la tercera ocasión en la que acudía al centro de donantes del Complejo Metropolitano. Solo que esta vez algo fue diferente. El doctor a cargo me llamó y me dijo que no podía donar, pues había dado positivo en una enfermedad venérea y que, bueno, que gracias pero no, gracias.

Me sentí horrible. Nunca había tenido relaciones sexuales de riesgo. ¿Cómo podía estar infectado de algo? Pues resulta que no lo estaba. A las semanas -después de sentirme triste por varios días- me hice los exámenes correspondientes y todos salieron negativos. Mi esposa también se los hizo y le salieron negativos.

Meses después, a mi abuelo volvieron a hacerle otra operación, y yo fui con mis exámenes de clínica privada para mostrar que podía ser donante. Pero no me dejaron. Dijeron que ya estaba marcado en el sistema y que no podría donar nunca más.

El error, sin embargo, no es poco común. Dos familiares míos también han sido diagnosticados con enfermedades venéreas graves. A una le dijeron que no podía donar porque tenía gonorrea; a la otra le dijeron que era VIH positivo. Ellas se lo tomaron muy mal durante semanas, se deprimieron, lloraron mucho. Cuando se atrevieron a volver a hacerse los exámenes -ambas se los hicieron en la Caja de Seguro Social- les salió negativo a las dos. La sala de donantes tampoco le permitió nunca más donar sangre.

Al parecer, los equipos que utiliza el banco de sangre de esta institución no son los más adecuados y están propensos a fallar en estos diagnósticos.

Un error que podría ser fatal, ya que dependiendo del tipo de persona que escucha esas noticias podría terminar incluso en un suicidio. Lo más grave, no obstante, es que aun cuando uno pueda demostrar el error con una segunda y tercera prueba, hecha incluso en la propia CSS, el sistema no permite volver a convertirse en un donante. Uno queda marcado.

Para los que sí pueden donar, la cosa tampoco es muy fácil. Un amigo que ha sido donante voluntario por muchos años está aún a la espera de poder donar plaquetas a la madre de una amiga que debe ser operada a corazón abierto. Las plaquetas tienen un periodo de vida de alrededor de siete días. Por ello, la donación solo se acepta cuando la operación ya está programada. Mi amigo ha ido en vano por dos ocasiones. En ambas le dijeron ya cuando estaba esperando que la fecha de operación había sido cambiada. Es decir, tuvo que pedir permiso en el trabajo dos veces por gusto. Y probablemente lo haga una tercera vez, porque al fin y al cabo, se trata de ayudar a salvar una vida y todos deberíamos apoyar en eso.