La venta de autos nuevos está empezando a tomar cierto ritmo de recuperación después de un aciago 2020 marcado por un prolongado cierre de actividades y por las restricciones impuestas por el Gobierno en su intento por controlar la pandemia.
En la primera mitad de 2021 se inscribieron 18,260 vehículos nuevos, según las cifras de la Contraloría General de la República.
Esto supone un aumento de 8,303 vehículos o un 83.4% más que en el mismo periodo del año anterior.
La sustancial variación se explica porque en el segundo trimestre de 2020 ya se aplicaron las restricciones a las actividades económicas, con lo cual las distribuidoras de autos estaban cerradas y apenas se inscribieron vehículos nuevos.
Este año comenzó también con el cierre de actividades en enero, pero, tras la apertura, la comercialización se ha venido recuperando, llegando en marzo a un pico de 4,058 inscripciones por el impulso de una feria virtual de venta de autos, y desde entonces en ningún mes se ha bajado de las 3,000 unidades vendidas.
A pesar de la tendencia ascendente desde la reapertura, en el acumulado del año los números reflejan una caída importante cuando se comparan con las ventas previas a la pandemia.
Por ejemplo, en el primer semestre de 2019 se inscribieron 23,520 vehículos, es decir, que en 2021 las ventas han sido un 22.4% menores al año previo a la pandemia, y eso que 2019 reflejó una caída respecto a ejercicios anteriores.
Gustavo De Luca, expresidente de la Asociación de Distribuidores de Automóviles de Panamá (ADAP) dijo a este diario que en efecto los números siguen siendo inferiores a 2019, pero que se aprecia una tendencia de recuperación a un mayor ritmo del que la propia industria esperaba, especialmente cuando se compara con el otros datos sobre el comportamiento de la economía.
Señaló que los bancos están jugando un rol importante en este proceso porque siguen prestando y que el hecho de que haya habido actividad continuada en los últimos meses hace que el mercado vaya regresando a cierta normalidad.
Por eso, insistió en la importancia de mantener los negocios abiertos, ya que cada cierre suponía arrancar nuevamente desde cero para una industria que trata de recuperarse tras haber sufrido una contracción de 50% en las ventas el año pasado.


