En medio de la venta de manzanas caramelizadas, raspao, carne en palito, pixbae y gente bailando al son del regué y la guaracha, arrancó ayer la fiesta de la generación del cambio en los predios del gimnasio Roberto Durán.
La gente no esperó a que abriera el coliseo, a las 2:00 p.m. La rumba se formó desde afuera, y la euforia hacía que algunos gritaran a toda voz que: “los que estaban allí y no eran locos, terminarían por convertirse en pacientes psiquiátricos”.
No asistieron al evento las 14 mil personas que pronosticaba el equipo coordinador del concierto titulado “Viva Panamá”, pero los casi 7 mil que dijeron presente en la fiesta del pueblo, gozaron de un menú artístico que incluía a Samy y Sandra Sandoval, Aldo Ranks, Comando Tiburón, Ulpiano Vergara, Macano, Alfredo Escudero y los Rabanes.
Y aunque sea difícil de creer, ninguno de estos artistas logró estremecer la arena Roberto Durán como lo hizo el presidente, Ricardo Martinelli, cuando llegó a la tarima acompañado de algunos de los miembros de su Gabinete, bailando al ritmo contagioso de la canción que fue punta de lanza en su campaña presidencial: Los locos somos más, del cantautor DJ Black.
Con la camisa remangada, desabotonada en el cuello y sin saco, Martinelli se dirigió a la gente y dijo: “Hemos venido aquí a cumplir y a cambiar este país...”.
Luego presentó a los que catalogó sus más allegados aliados. Entre ellos, Guillermo Ferrufino que tenía locas a más de cuatro mujeres que no dejaban de gritarle ¡te amo!; Lucy Molinar, que fue abucheada por los jóvenes cuando los mandó a irse temprano a casa para asistir hoy a clases, y Juan Carlos Varela, que gozó 100% de la simpatía de los presentes.
Antes de que el mandatario pudiera decir adiós, recibió la “bendición” al estilo del gueto. El reguesero DJ Black tomó la palabra y solicitó a los presentes levantar las manos y cantar una canción dedicada a Dios. En medio del coro, el artista pidió a Dios que bendijera las palabras de Martinelli, las cuales dijo que se cumplirán con la ayuda del Todopoderoso.
Al final, Bosco Vallarino se sumó al grupo donde también estaba Alberto Vallarino y la primera dama, Marta de Martinelli, quien cerró el momento gritando “Viva la juventud”.




