Las empresas no sólo deben repensar sus operaciones y cadenas de suministros para que sean resilientes a las constantes disrupciones externas e internas, sino que también, deben adaptarse a las necesidades, preferencias y hábitos del “nuevo consumidor”.
La incertidumbre frente a las perspectivas de recuperación de la región, el incremento en el nivel de desempleo y el impacto en las finanzas de los consumidores han ocasionado que los centroamericanos se replanteen sus prioridades.
El 38% de los centroamericanos espera que el impacto de la crisis en sus finanzas y rutinas dure más de 6 meses. Este contexto se ha traducido en una disminución de la intención de compra, una reducción del gasto en búsqueda de alternativas más económicas y un cambio en los patrones de consumo.
La tercera entrega del Consumer Sentiment Survey de McKinsey & Co., una encuesta global que busca entender los cambios en el ánimo y hábitos de los consumidores muestra 5 tendencias: aceleración digital, shock de lealtad, compra práctica y segura, consciencia a la hora de gastar, y un hogar multiuso.
Aceleración digital: Los centroamericanos están migrando hacia canales digitales para compras, servicios, entretenimiento y trabajo con más del 80% de los encuestados satisfechos con la experiencia. El 53% afirman que realizarán más compras online en categorías como entretenimiento en casa y lectura de libros y periódicos.
En el sector bancario, se observa con claridad esta tendencia: el 41% de los encuestados en la región afirma haber empezado a utilizar algún servicio digital bancario durante la pandemia.
Shock de Lealtad: Los datos del estudio muestran que los centroamericanos son más leales a las tiendas que a las marcas de los productos: únicamente el 10% de los encuestados está experimentando nuevas tiendas, de los cuales el 38% planea quedarse con esa nueva opción.
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