Dichas voces responden a una serie de "presiones diplomáticas" internacionales que, bajo el amparo de la retórica de la integración hemisférica, promueven cada vez más la idea de "destapar" la selva del Darién, sin importar las consecuencias que esta iniciativa ocasione.
Una de esas posiciones, quizás la más clara de todas, es liderada por el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, quien reiteradamente ha presionado para incluir el tema del Darién en la agenda bilateral, pese a la reticencia del gobierno de Martín Torrijos.
Un asunto de seguridad
A juicio del director de la Policía Nacional, Gustavo Pérez, abrir el tapón de Darién ocasionaría muchos problemas de seguridad en la región, especialmente con la población del sur de América, que utilizaría a Panamá como una ruta para la inmigración hacia Estados Unidos.
"América del sur tiene 300 millones de habitantes y muchos de ellos quieren cruzar hacia el norte a través de este lugar, lo que sin duda traería mucho trabajo para la policía", advirtió.
Pérez aclaró que su opinión es personal, porque la posición y decisión oficial sobre el tema compete al Gobierno de Panamá.
Precisó, sin embargo, que la decisión de abrir el tapón, de entrada, obligaría a la policía a reforzar la seguridad en Darién, con el consecuente incremento de los presupuestos en esas áreas.
Pérez no quiso ahondar en el asunto de la presión que los grupos guerrilleros colombianos, los narcotraficantes y secuestradores harían sobre Panamá, aunque destacó que, a todas luces, ese es un aspecto a considerar.
Daños a la ecología
Por su lado, el científico panameño Stanley Heckadon se opuso a la carretera con más ahínco y aportó otras muchas razones que apoyan su posición, vinculadas fundamentalmente con el aspecto ecológico.
"Todas las construcciones de carreteras del siglo XX estuvieron acompañadas de procesos de deforestación masiva, del avance descontrolado de potreros y de quemas, con sus terribles consecuencias para la composición de los suelos", dijo.
Según Heckadon, todos estos abusos sobre el paisaje ocasionan una erosión descontrolada, que trae consigo mucho daño ecológico.
Explicó que esta reacción en cadena hace mucho daño, especialmente a las especies de corales, que mueren debido a la fuerte erosión.
Además, dijo que el impacto positivo para la población nativa se diluye con la aparición en el lugar de terratenientes, que poco a poco van acumulando tierras para la ganadería extensiva y desplazan a los que antes vivían en el lugar.
Tal es el caso de los graves problemas de tierras que se han registrado a lo largo de los tramos carreteros abiertos hacia Darién.
Heckadon citó los casos de Bayano, Portobelo, Nombre de Dios y Yaviza, donde han desaparecido los bosques.
Igualmente, se refirió a la "terrible deforestación" que ha causado la construcción de la carretera Panamericana hasta Chiriquí, la Transístmica, la carretera que conduce a Bocas del Toro y la de Santa Fe, entre otras.
Actualmente, dijo, en el país solo quedan los parques nacionales y las áreas indígenas, bosques situados en la cabecera de los ríos Tuira y Chucunaque.
"La transformación ha sido pavorosa desde que se abrió la carretera hacia Darién, pero esto no ha ayudado a nadie, la gente sigue siendo pobre", alertó.
Acotó, finalmente, que el proyecto crearía dos áreas de presión sobre los bosques a ambos lados de la carretera.
Peligro, fiebre aftosa
Por otro lado, Algis Barrios, presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos (ANAGAN), advirtió sobre el peligro sanitario que representa abrir el Tapón del Darién.
Dijo que en realidad Darién se utiliza como área para ejercer un control de diferentes enfermedades que afectan el ganado, entre estas la fiebre aftosa.
"Hemos hecho un gran sacrificio para la prevención de la enfermedad que adquiere el ganado, ya que, a excepción de Chile, todo el ganado del sur tiene esta enfermedad", advirtió.
Dijo que antes de aventurarse en este proyecto hay que hacer un estudio muy detallado de la situación, para evitar que se afecte la actividad ganadera.
"La apertura del tapón de Darién no ayuda a la sanidad de nuestros animales. Nosotros vemos esta barrera como una garantía para sanidad animal. En Panamá no hay aftosa y esperamos que nunca llegue", puntualizó.
