Preparen sus apuestas, señores. ¡Máscara contra cabellera!
Sí señores: desde 1999 no caía el Día de los Enamorados, de la Amistad o como lo interpreten, en Carnaval. Mucho menos en domingo de Carnaval.
Por supuesto no puedo dejar de pensar en todos los restaurantes que se desbordan de gente para estas fechas, y en quiénes se aventurarán a los que estén abiertos hoy, o postergarán la cena romántica, porque para acabar, los domingos cierran muchos buenos sitios. Pero vamos más profundo, y veamos a los dos protagonistas.
En primer lugar, tenemos a Cupido. Un chichí regordete y alado, que tira flechas “infectadas” de amor. A eso se refiere la gente cuando alega estar “flechada”.
En la otra esquina, tenemos a Momo, el dios griego de la sorna, del sarcasmo. Según Hesíodo, se burló de Hefesto por haber creado a los humanos sin puerta para ver su corazón, o sea pues, sus intenciones. Al menos ese era el chisme de Luciano de Samosata. Y también decían que se había burlado de Zeus, por violento y cachondo. ¡Ah! Y se burló de la misma diosa del amor, Afrodita, diciendo que la hot babe era un chancletera.
Por supuesto, le valió la expulsión del Olimpo. Presuntamente era hijo de Nix (la noche) y de Hipnos (el sueño). Se le representaba con una máscara que levantaba para que se le viera la cara, y con un muñeco o un cetro acabado en una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la locura. Dicen por ahí que últimamente lo han visto rondeando el despacho superior de la alcaldía capitalina.
Por otra parte, si profundizamos un poco más en el rollo de Cupido (cuyo nombre significa deseo), veremos que es hijo de Venus, la diosa del amor, y de Mercurio, el mensajero de los dioses.
Su contraparte griega, es Eros, a quien se representa habitualmente como un joven alado, ya que es uno de los protogenoi, o sea una de las deidades primarias, nacidas de Caos, la contraparte femenina de Cronos. Además de adjudicársele su progenitura a Poros (abundancia) y Penia (pobreza), se le reconoce como hijo de Afrodita (la Venus romana) y Ares (Marte, dios de la guerra). Y es el dios del amor sexual y de la belleza.
Así que en general, debería primar Cupido, o Amor. Pero es una mezcla altamente inflamable, considerando que por ahí anda suelto otro personaje, llamado Baco, o Dionisio.
Reúne a un par de (miles de) flechados, ya sea con los misiles de Cupido o con los shots de Baco, añade la sexualidad de la versión griega, Eros, y como dicen por ahí, cualquier pecho es trinchera. Y en Carnaval, el buen juicio se bota por la ventana. Algunos amanecerán mañana lunes con goma; otros con goma moral. Otras, como dentro de nueve meses, van a decir: “¡Hola, Junior!”.
