Ricardo Martínez Porcell Especial para La Prensarevista@prensa.com Según algunos historiadores, los primeros caballos llegaron a Europa con los íberos y los celtas. Originarios los primeros del Norte de Africa, llevaron a la península caballos que procedían del mismo lugar que el berberisco, creado este en el siglo VII a.c. por las tribus mahometanas de la Berbería o Costa Sur del Mediterráneo.
En el siglo XII, cuando los moros invaden España, llegan las caballerías solicitadas por los cristianos e islamitas, convirtiéndose de manera galopante en el grupo equino étnico de mayor popularidad en España y Portugal.
Luego, estos caballos se trasladan a América provenientes de España, llegando así a Panamá y Nicaragua, por ejemplo. Se embarcan posteriormente a Perú, llegando sesenta y dos caballos con el conquistador Francisco Pizarro, como los primeros pies de cría.
Posteriormente, se les fue cruzando y seleccionando a lo largo de un proceso funcional causado por la contracción geográfica de la costa peruana siendo este un desierto cruzado por valles. Las travesías entre los valles y puertos tendrían que ser logradas en una sola jornada a caballo, requiriendo caballos fuertes, resistentes, con buen avance y sobre todo confortables por su prolongada faena.