La niñez y la juventud Son el milagro De tu perennidad Porque impartes amor Y comprensión Para que se cumpla Tu destino Enseñas y amas Destierras el miedo Ahuyentas el terror
Recuerda que el saber No está en ti Sino en torno de ti Intuye, investiga, reflexiona Día a día con serenidad Y con rigor socrático
Piensa que si ésta es tu misión Tienes el compromiso De renovarte Para no defraudar A quienes esperan de ti y por ti
Tu luz prístina es el impulso guiador Por eso te llamaremos: Querido Educador La serenidad es alentadora Por eso te llamaremos: Querida educadora
Puede enviar sus poemas y cuentos cortos a revista@prensa.com
