Desde que el príncipe heredero Naruhito comunicó hace poco a la nación con palabras extraordinariamente claras que su esposa Masako está "completamente agotada" tras tantos años de intentar adaptarse a la familia imperial y que hubo "intentos" de negar la carrera y la personalidad de la ex diplomática, las especulaciones sobre el estado de la princesa enferma no cesan.
Y eso no cambió con una declaración de Naruhito que apuntaba a aclarar el asunto. El príncipe heredero dijo que no fue su intención ejercer algún tipo de crítica con aquellas palabras que ocasionaron el revuelo. Simplemente pretendió reflejar la situación.
Sobre todo, quiso comunicar que Masako retomará sus compromisos ni bien esté recuperada. El heredero no quiso -o no pudo- ser más concreto. Y por lo tanto a los medios no les queda otra opción que seguir especulando.
Una de las causas del padecimiento de Masako es el aislamiento en el que vive. "La pareja no tiene a nadie alrededor al que podría confiar sus penas", citan los medios a un conocido de Naruhito.
Incluso les resulta muy difícil hablar con sus propios padres, ya que ni siquiera tienen teléfonos propios. La comunicación con los emperadores, que viven a unos dos kilómetros de su palacio, se realiza por medio del personal de servicio, comenta la revista Bungei Shunju. Cuando el emperador Akihito se encuentra con su hijo mayor Naruhito, la reunión adquiere carácter oficial.
Por eso, no debe extrañar que se produzcan malos entendidos. Así, la emperatriz Michiko aparentemente lamentó que su nuera no la visite mucho. Y eso que la princesa Masako pidió en varias ocasiones un encuentro con su suegra. Posiblemente, el mensaje no fue transmitido, señala la revista. Mientras tanto, Masako duda de la relación con su suegra.
Durante años, la princesa estuvo aislada y presionada para que diera a luz un heredero varón. Y durante años, la diplomática, segura de sí misma y alegre, que ingresó como plebeya en la monarquía más antigua, tuvo prohibidos los viajes al exterior.
En diciembre de 2001, Masako, hoy de 40 años, tuvo una hija, la princesa Aiko. A más tardar ahora, con la enfermedad, los políticos japonesas podrían haberla liberado de la presión de dar a luz a un varón. Pero las voces que pedían implementar la posibilidad de que una mujer herede el trono se silenciaron.
Desde diciembre, Masako no cumple compromisos oficiales. A fines de marzo rompió con la tradición de la Corte y huyó a la casa de campo de su familia.
Si se toman en serio las más recientes especulaciones de la prensa japonesa, Masako y su marido quedaron consternados cuando se enteraron de las ideas del jefe de la casa real, quien aparentemente propuso que se le pidiera al hermano menor de Naruhito, el príncipe Akishino, que se ocupara de conseguir un heredero. Akishino tiene dos hijas.
Aparentemente, fueron estas exigencias las que movieron a Naruhito a hablar abiertamente sobre el sufrimiento de su esposa Masako. La iniciativa del heredero se cree que es apenas el comienzo de una "lucha" con la conservadora Corte para conseguir mayor libertad en la rígida y anticuada casa imperial japonesa.
