Tan ubicuo se ha vuelto este coctel, que se puede decir sin temor que es uno de los mejores embajadores de México, ya que es el portaestandarte del tequila, ese maravilloso destilado del agave azul.
Aunque los verdaderos conocedores tienen sus preferencias muy definidas entre los tequilas añejos y reposados de diversas marcas, y algunos prefieren hacer sus margaritas con reposados, la verdad es que el simple tequila, ese translúcido, que es más económico, sirve perfectamente para este coctel, que ya es tan conocido, que en cualquier supermercado o bodega se puede encontrar una botella de margarita mix. Yo, aunque te acepto un margarita hecho con un tequila normalito, en lo que sí que no transo es en el mix, y te voy a contar un secreto: cuando pidas un margarita, no lo pidas ‘frozen’, ya que algunos sitios que sí preparan sus margaritas en las rocas de la manera clásica, no tienen reparo alguno en echarle la mezcla embotellada a las máquinas esas de ‘frosties’, y el resultado, simplemente, no es el mismo. Así que pide tu margarita en las rocas, siempre que puedas, porque lo más probable es que el resultado sea superior.
Nadie sabe, a ciencia cierta, de dónde provino el trago, pero hay varias versiones: la primera dice que lo creó el gerente del hotel Garci Crespo de Puebla, México, en 1936, en honor a su novia. Parece que a la chica le gustaba echarle sal a todo lo que se bebía, así que el galán le saló el borde al vaso para que Margarita no tuviera que andar con el salero en mano. Otra versión indica que un distribuidor de José Cuervo llamado Vern Underwood, hizo que un cantinero de Los Ángeles (que trabajaba en un bar llamado The Tail of the Cock) le reconstruyera un trago que había probado en México; luego otra versión dice que fue una señora llamada Margarita Sames de San Antonio, Texas, versión que respalda Helen Thompson en un ‘Texas Monthly’ de 1991. A la tejana no le gustaban ni los tragos ni los hombres sosos, y creó este trago para Nicky Hilton, ex marido de Liz Taylor y tío abuelo de la Paris que vemos hasta en la sopa, y que de paso era el dueño del Tail of the Cock. Finalmente, Sara Morales, folcloróloga mexicana, indica que lo creó una tal doña Berta, del Bar Berta de Taxco, alrededor de 1930. Esta versión la respalda Charles H. Baker Jr. en ‘The Gentleman’s Companion’. Todos estos datos, de paso, los obtuve de ‘The Joy of Mixology’, de Gary Regan, que recomienda que el clásico margarita se haga así:
1 1/2 onza de tequila
1 onza de triple sec
1/2 onza de jugo fresco de limón (técnicamente, el verde redondito nuestro conocido en inglés como ‘lime’, no el amarillo tipo pelota de fútbol).
Se pasa un limón por el borde del vaso, que luego se invierte sobre un plato de sal para cubrirlo. Los ingredientes se mezclan y se vierten en una copa de coctel o un vaso de ‘old-fashioned’, con o sin hielo. O si quiere, lo puede hacer frappé en la licuadora, en cuyo caso se convierte en un ‘frozen margarita’.
Si quieres hacer un margarita de fresas, es preferible hacerlo frappé para licuar las fresas; si tienes licor de fresas lo substituyes por el triple sec, si no, no ha pasado nada. Simplemente añade unas tres o cuatro fresas grandes por trago. Yo encuentro muy convenientes las fresas congeladas.
