JEAN MARCEL CHERY mchery@prensa.com Ricardo Martinelli no solo está caminando en los zapatos del pueblo, al parecer también está usando el reloj del panameño común. La caminata por el corregimiento de Belisario Porras, en San Miguelito, que había programado para iniciar a las 4:00 de la tarde de ayer, comenzó una hora y siete minutos después.
Ya en el lugar de partida, en la gasolinera Shell de Cerro Batea, el candidato presidencial del partido Cambio Democrático fue abordado por un pequeño grupo de periodistas, que le preguntó sobre esa actividad proselitista. Contestó: "Vamos a caminar por este corregimiento...". Hizo una pausa para informarse, con un copartidario contiguo, en qué lugar estaban. "Caminaremos el corregimiento de Belisario Porras", completó -ahora con certeza- su respuesta.
A lo largo de los cuatro kilómetros de la accidentada ruta -que incluyó Sinaí, Samaria y Nuevo Veranillo- Martinelli hizo gala de buenas condiciones físicas y destreza casi acrobática. Escaló empinadas lomas, y saltó cunetas y zanjas para abrazar, besar o estrechar las manos de los habitantes de humildes casas.
Los varios centenares de copartidarios y simpatizantes que seguían a Martinelli provocaron tranques en las estrechas calles que recorrieron. Casi ninguna de las víctimas del embotellamiento (los ocupantes de los autos) se quedó sin un apretón de mano de Martinelli. Pero, sin duda, los más entusiastas fueron los niños que -en cada cierto tramo- gritaban: "Martinelli, presidente". "Debí postularme en el 2014", bromeó, al ver a los pequeños.

