Música en el consultorio

Un grupo de médicos amigos míos, que cumplen labor en la prevención y curación de enfermedades cardiacas, ha tenido una brillante idea: grabar un disco a beneficio de los niños afectados por esta clase de males. Para ello crearon un taller musical que se ha encargado de reunir a los doctores y enfermeras capaces de cantar o tocar.

El resultado es estupendo, pero habría sido perfecto si hubieran cuidado más el repertorio. Lo lógico en el caso de facultativos tan calificados, habría sido escoger solo canciones relacionadas con el corazón. Un disco así, de boleros, vallenatos, tangos y rancheras referentes al corazón únicamente habría dejado indiferentes a las personas sin corazón.

Piezas no faltan: ¿Dónde estás, corazón?, Pobre corazón, Latieron dos corazones, Corazón sin rumbo y Fallaste corazón...

Pienso que esta iniciativa debería ser imitada por especialistas clínicos en muchos lugares del mundo. Aporto mi grano de arena sugiriendo algunos discos que podrían ser grabados por los profesionales del ramo.

Cirujanos plásticos: La cuchilla, Despecho y Mona lisa. Toxicólogos: La cocaleca, Borrachera y Envenéname más.

Proctólogos: La media vuelta y Adolorido. Rehabilitadores: La cojita y Paso a paso. Farmaceutas: El mejoral y Jarabe tapatío. Odontólogos: Las perlas de tu boca y Canción del dolor. Oncólogos: Fumando espero y De cigarro en cigarro.

Oftalmólogos: Amor ciego y Humo en los ojos, Lágrimas negras y Ojos tristes. Urólogos: El pájaro chogüí y Palo bonito. Obstetras: Así fue que empezaron papá y mamá, y neumólogos: Tú ya no soplas.

Gastroenterólogos: Espumas y Ansias. Especialistas en audición: Dímelo al oído, y especialistas en terapia del lenguaje: Tu, tu, tu. Dermatólogos: Piel canela y, gerontólogos: Se me olvidó que te olvidé.

Lo más importante del invento de los médicos que vengo mencionando, es que no solo puede aplicarse a la medicina sino también a otras profesiones.

Por ejemplo: los ecólogos pueden montar un repertorio en el que estén Camino verde y En un bosque de la China, y los carpinteros podrían ensayar Corazón de madera y Pinocho, y los jardineros Rosa y Amapola.

Detectives: Te busco y Sapo cancionero; abogados: Declárate inocente y Mujer perjura; futbolistas eliminados: Fracaso y Hay que saber perder. De arquitectos: La casa en el aire y Yo tengo ya la casita; bomberos: Fuego de amor y Llamarada; pilotos: Tú y las nubes y Bájate de esa nube y gobernantes despistados: ¿Qué es lo que pasa?

También las mariposas nocturnas –adorable apodo con el que nuestros bohemios designaban antes a las prostitutas– podrían crear una ONG y financiarla con un disco que contenga canciones como Mujer de la calle, La bien pagá, La cama de piedra y La retirada.

Volviendo a los médicos, hay que reconocer que, pese a sus esfuerzos y su ciencia, no siempre logran tratamientos acertados con sus pacientes. Aun así podrían grabar un disco para que los deudos logren pagar las deudas del hospital y la factura del galeno. Se me ocurre un repertorio: Sin remedio y Cenizas.


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