El centro turístico Mi Pueblito, ubicado en las faldas del cerro Ancón, está a la espera de mejores tiempos.
Inaugurado en 1994 bajo la administración de Mayín Correa, el monumento a las tres culturas representativas del país nunca fue concebido como un negocio, explicó la propia ex alcaldesa.
La idea nació luego de que Correa emprendiera un viaje a Medellín, Colombia, donde visitó la versión original, "Mi Pueblito Paisa".
La realidad es que hoy Mi Pueblito es un bien que solamente genera pérdidas al Municipio, aunque a los comerciantes del lugar parece que les va bien.
De acuerdo con datos de la Alcadía, el costo de funcionamiento de Mi Pueblito es de 250 mil dólares anuales. Mensualmente visitan el lugar 2 mil personas, lo que significa que anualmente genera ingresos por 24 mil dólares. Esto quiere decir que Mi Pueblito registra pérdidas anuales de 226 mil dólares.
Para Correa, el problema está en que el parque "cayó en el olvido y fue descuidado".
Caminando los pueblitos
Mi Pueblito es un complejo representativo de las culturas interiorana, indígena y afroantillana, pero de las tres áreas, las aldeas indígenas son las que más han sufrido el golpe del tiempo.
En el lugar donde se construyeron las aldeas ngöbe buglé y la de los emberá, solo quedan las bases de palo.
De acuerdo con la gerente de servicios municipales del Municipio, Ana Patricia Quijano, estas dos aldeas se mudarán cerca del pabellón kuna, y en su lugar se sembrará un huerto de plantas medicinales indígenas y de hortalizas.
El anfiteatro también espera reparación, pues las gradas de madera se dañaron.
Casi todos los ranchos kunas tienen daños en los techos, aunque los recuerdos que venden los indígenas están en buenas condiciones.
Del otro lado del terreno está la Plaza Central del pueblo interiorano, que quizás es el área que está en mejores condiciones.
El pueblo interiorano cuenta con un Museo de la Pollera, y con una casa de quincha que también presenta daños en el techo.
Enrique Tiban, quien tiene una tienda de artesanías en el sitio, cuenta que al mes puede vender entre 100 y 500 dólares.
En la entrada del pueblito afroantillano, por su parte, hay un hidrante dañado. "Llamamos al IDAAN pero no lo han venido a reparar", justificó Irasema Ahumada, la directora del lugar.
Aquí las reparaciones incluyen desde el muelle seco hasta los techos de zinc de la Casa Müller.
Dentro de los planes de reactivación del complejo está la construcción de un centro de documentación.
En la tienda "La Casa del Café", mientras tanto, el boqueteño Luis Beitía ofrece al visitante 35 tipos de café, todos de diferentes marcas y distintos precios.
"El propósito es promover el café, no casarnos con ninguna marca", aseguró el empresario que paga 58 dólares de alquiler mensual y produce de 15 mil a 20 mil dólares al año en ventas.
Todos los trabajos de restauración suman 30 mil dólares y buscan promover el lugar que, según Quijano, está teniendo tan malos momentos debido al boom que vive la Calzada de Amador.
