Ubicada en una colina sobre el río Tajo, a unos 70 kilómetros de Madrid, Toledo, al igual que Ávila y Segovia, ha sido poblada por judíos, árabes y cristianos a través de los siglos, quienes han dejado su impronta en la historia, arquitectura, gastronomía y tradiciones locales.
Toledo fue la sede principal de la corte de los reinos de España hasta 1561, cuando el rey Felipe II trasladó la sede a Madrid. La ciudad tuvo un rol protagónico durante la Guerra de las Comunidades de Castilla en 1520 y también en la Guerra Civil.
Actualmente, es la capital de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, y es reconocida como como Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
Se destaca en el paisaje su Alcázar, una fortificación levantada sobre rocas en un punto alto de la ciudad. El río tiene algunas represas para llevar el agua a los antiguos molinos de trigos, y hay muchos cigarrales, villas un poco señoriales que durante el siglo XIX eran muy utilizadas como casas de verano y hoy día son amplias y agradables viviendas de lujo.
En la gastronomía de Toledo se destacan el queso manchego, el cordero asado, los platos a base de perdiz y el mazapán, un dulce típico hecho con almendras y azúcar, en diferentes variedades.

