Adláteres y genuflexos. Para allá y para acá. Julio Miller desempolva esta artillería dominguera en pleno jueves, cuando participo en su veterano Encontremos soluciones. No sé con exactitud cuáles son los blancos. Aunque sus palabras retumban como si preludiaran una guerra civil. Al que le caiga el guante que se lo aguante. La tuya… Con tanto repertorio popular, el jurisconsulto y comunicador rastrea, en tiempos de pinchazos, el léxico latino. Encomiable, aunque rebuscado. “Adlátere” (a latere) es aquello que está al lado. Inofensivo en sus orígenes, hoy es un poderoso nombre común despectivo, dirigido a quien está subordinado a otro. Casi inseparable. Como en los espacios palaciegos. Su mención es un tizón arrojadizo. Un rémora. Triste papel, pero tiene sus ventajas. “Genuflexo” surgió también con una utilidad piadosa, religiosa. “Genu” es rodilla, y “flexo” deriva de flexión. Es curvar, doblar.
Flexionar la rodilla, en principio cuando se va al templo, y, en gesto de sumisión a Dios, el creyente se arrodilla, a veces en el suelo insalubre, a veces sobre un soporte acolchonado. “Genuflexo”, adjetivo, es pariente del sustantivo “genuflexión”, que es doblar la rodilla en señal de reverencia. Estos significados quedaron enterrados en los siglos. “Genuflexo” es insultante, al representar actitudes repugnantes y con frecuencia pasajeras e hipnóticas, de sumisión, sometimiento y de extrema adulación ante los poderosos. No pueden avanzar así las sociedades. Por fortuna, no en pocas ocasiones el adulante siente repugnancia de su adulador, aunque emplea su ímpetu.
Alguien me relató hace algunos años que el dominguero vocablo “genuflexo” fue lanzado contra determinada comunidad por otro jurisconsulto, y, como su uso es ocasional, hubo que desempolvar diccionarios para encontrar el significado, que suele acomodarse a situaciones particulares y contemporáneas. Hubo hasta quejas y demandas por el dardo.
La adulación in extremis pone en duda la seriedad, dignidad y decoro del adulador e incluso su pericia y competencia profesional. “Lamebotas” fue un término empleado con frecuencia durante el régimen militar para identificar esta actitud, tan antigua como la humanidad, y que tiene muchos cultores, que llegan hasta un exquisito grado de profesionalización. El vocabulario es amplio: acólito, compinche, servil, lisonjero, cobista, adulón, rastreo, reptil, arrastrado, abyecto. Adicione sus hallazgos.
¿El genuflexo y adlátere se pone una máscara de altanería y arrogancia para disimular su falta de decoro?
Colirio. Medicamento líquido de uso externo que se emplea ya sea para curar o para aliviar enfermedades de los ojos. (“Usó colirio para atenuar la picazón en el ojo derecho”). En sentido figurado, aquello que supera la visión normal de las cosas. (“Su elegancia fue un colirio en la fiesta”).
Cuis. Mamífero roedor, también llamado conejillo de Indias. Esa clase se caracteriza por ser prolífica. El plural es ‘cuises’.
