Afuera había una manifestación en contra del tratado y en los pasillos del Hotel Caesar Park se respiraba tensión.
Y mientras, alejada de aquel ajetreo en el piso ejecutivo nos recibía la jefa negociadora de Estados Unidos.
Regina Vargo no es precisamente fanática de los reflectores y hasta ahora había evitado en lo posible dar entrevistas, pero esta vez estando en Panamá parecía dispuesta a enviar ciertos mensajes.
Por si a alguien le quedaba todavía alguna duda, dejó claro que el TLC "es ante todo bilateral" y no forma parte del CAFTA (TLC EU-Centroamérica).
Esto implica, según Vargo, que el acuerdo será diseñado y negociado considerando la "relación especial" que existe entre Panamá y Estados Unidos.
"Debo anotar, sin embargo, que habría ciertas ventajas para Panamá al integrarse al CAFTA, pero esto no es un requisito de nuestras negociaciones".
¿Por qué Panamá? ¿Cuáles son los verdaderos intereses de Estados Unidos en este acuerdo?
"Estamos interesados en promover buenas reglas de comercio y ayudar al país a desarrollar algunas iniciativas en ciertas áreas como la lucha contra la corrupción", dijo Vargo.
Pero a la vez, agregó, buscamos un acceso comercialmente significativo para EU, llegando a un resultado que satisfaga a ambos.
Y si el TLC ha de "beneficiar a los dos países", ¿significa entonces que EU reconocerá las profundas sensibilidades agrícolas de Panamá?
Al respecto, Vargo indicó que el reto de esta negociación será entender las circunstancias particulares de cada producto sensible y tratar de crear una solución apropiada para cada caso.
¿Significaría, entonces, que aceptaría las llamadas "exclusiones técnicas", que implica no reducción arancelaria, pero sí una cuota del mercado panameño?
"Estados Unidos ha utilizado este enfoque en una medida muy limitada y para productos realmente sensibles. Pero debo decir que es la excepción y no la regla", respondió.
"Hemos hecho cerca de una docena de TLC con muchos países que también presentaban sensibilidades agropecuarias y para cada uno logramos diseñar soluciones que reflejan los intereses de las partes", subrayó.
Pero, si de reflejar intereses se trata, los de Panamá están por el lado marítimo, un tema que ella reconoce como sumamente complicado para EU.
Ya antes había indicado que su país ya ofrece un excelente acceso a los intereses marítimos de Panamá, y las áreas en que no es así representan una pequeña porción de toda la actividad.
"Estamos discutiendo el tema en la mesa y buscando avenidas en las que se puedan acomodar sus intereses y nuestras limitaciones. Tanto el tema marítimo como la solicitud panameña de incluir un capítulo de políticas de competencia "están siendo activamente debatidos en la mesa", señaló.
Sobre el avance del TLC y la posibilidad de extenderse a rondas extras, respondió: "no siento que haya una fecha límite ni para Panamá ni para EU. Las partes hemos sido muy cuidadosas de no describir esas fechas límites, porque esto no ayuda si los temas no están listos".
Matizó, sin embargo, que "ciertamente se hizo una programación para cuatro rondas y continuamos haciendo progresos positivos en esa dirección".
Y el elemento político, ¿cómo afecta esta negociación?
Reconoció que es algo que siempre está presente en la consideración de cualquier tratado comercial. Aun así, puso como ejemplo que -contra todo pronóstico la Casa de Representantes aprobó con mayoría de votos el tratado con Australia, en momentos en que la sabiduría común indicaría que no se le daría consideración a estas iniciativas.
Vargo no quiso terminar la entrevista sin enviar un mensaje final y es que EU cree que este tratado dará grandes oportunidades de desarrollo para Panamá y creará más empleos que beneficiarán a los panameños.